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Cuaderno de investigación de Leoncio López-Ocón sobre las reformas educativas y científicas de la era de Cajal. ISSN: 2531-1263

El Instituto de Sueroterapia de Madrid, el arqueólogo andariego Torres Balbás y el triunfo del feminismo inglés: El Sol 13 de febrero 1918

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La primera página de El Sol del miércoles -de ceniza- 13 de febrero de 1918 se abría con un amplia cobertura sobre un nuevo hundimiento de un buque mercante español por submarinos alemanes. La última víctima era el vapor Ceferino, con matrícula en Avilés, cuyos 37 náufragos habían llegado a la isla canaria del Hierro tras haber sido hundido su buque que llevaba diversas mercancías, como sal, a Manila.

Más adelante se encontraba con otro tipo de informaciones, relevantes para conocer el dinamismo cientifico y cultural de España y del mundo en aquella época.

Asi, por ejemplo, su colaborada Beatriz Galindo fijaba su atención ese día en su sección «Diario de la mujer» en el Instituto municipal de Sueroterapia que con el apoyo financiero del Ayuntamiento madrileño se había inaugurado en el verano de 1917. Tras visitarlo en su sede de la calle de Cristóbal Bordiu, y entrevistarse con su director, el doctor García Vicente, elogiaba su organización, la labor asistencial que llevaba a cabo para curar a los niños de familias obreras afectados por la difteria y el funcionamiento de su laboratorio donde se hacían los preparados de suero y los análisis, y de la gran sala de traqueotomía.

Mundo Grafico 11 julio 1917

Mundo Gráfico 11 julio 1917

 

Por su parte el critico de arte Francisco Alcántara (n. 1854) dedicaba su sección «La vida artística» a dar amplia cobertura con el título «La arqueología andariega de Torres-Campos Balbas, en el salón del Círculo de Bellas Artes», a la noticia que ya había dado días antes de la concesión de un premio que había obtenido Leopoldo Torres Balbás (n.1888) en un concurso convocado por la sección de Arquitectura de ese círculo de sociabilidad de las clases dirigentes madrileñas.

El ganador del concurso era presentado como un arquitecto que era también arqueólogo andariego, representante de «una juventud artística ansiosa de hallar en la vida lo que nosotros, que les precedimos no encontramos en las cátedras». La obra premiada, fruto de las andanzas del autor por el interior de la Península, era su trabajo Los porticos laterales en las iglesias románicas castellanas que contenía más de cien fotografías y cerca de veinte dibujos de plantas.

 

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Pórtico de la iglesia de Rebolledo de la Torre, Burgos

 

 

 

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Iglesia de San Millán de Segovia

 

 

Así resumía Francisco de Alcántara los contenidos de ese trabajo sobre la arquitectura medieval cristiana de Leopoldo Torres Balbás, cuando tenía 30 años:

Los pórticos de las iglesias románicas de Segovia San Martín..San Millán, San Lorenzo, etc. no son más que los últimos ejemplares de una disposición arquitectónica, cuya lenta evolución puede irse siguiendo al través de Castilla la Vieja. Buscar su origen, estudiar su evolución en las sierras de Burgos, en el alto curso del Duero y a través de las tierras segovianas, ha sido el fin que se ha propuesto el Sr. Torres Balbás en su trabajo. El tema ofrecía grande interés, por constituir los porticos laterales en nuestro arte románico, importado casi todo él de Francia, la única particularidad propiamente española, o mejor dicho, castellana, de muchas iglesias, pues en país alguno se encuentran con análogos caracteres, y cuando aparecen, son casos aislados sin conexión con el grupo español. Su disposición general, de galería muy abierta, sobre columnas cortas, adosada al muro meridional de la nave del templo, parece indicarnos que tuvieron origen en clima más suave que el de la alta meseta castellana. A través de ocho siglos de oscura vida rural, el pórtico ha sido vestíbulo de la iglesia, sala del Concejo, refugio de caminantes, mentidero del lugar y sitio de reposo de muchos de sus vecinos despues de muertos. Aún hoy día, en la región cantábrica, en la que se han seguido construyendo desde el siglo X. con rara persistencia y estructura más pobre que en Castilla, muchos de ellos utilízanse como escuela pública y sala de Concejo.

También Francisco Alcántara en su artículo reprodujo las palabras de Torres Balbás en las que este explicaba las motivaciones de su investigación, surgidas de su estudio de la obra de Lámperez (n. 1861) en la que «historió nuestra arquitectura cristiana » y su método de trabajo basado en el uso de la fotografía. Y enumeró los títulos de las fotografias de iglesias románicas medievales que Torres Balbás exponía en el madrileño Círculo de Bellas Artes, burgalesas, segovianas, navarras, sorianas, logroñesas, abulenses, y de la provincia de Guadalajara.

Lo que omite Francisco Alcántara es que el afán andariego del arquitecto Torres Balbás, opuesto a la arqueología de cátedra, de gabinete, libresca, se había originado en los cursos que había recibido Torres Balbás años atrás, hacia 1910, de su maestro Manuel Gómez-Moreno (n.1870), en los primeros seminarios del Centro de Estudios Históricos de la JAE. En ellos el maestro había transmitido a su discípulo también su pasión por la fotografía, instrumento que según Gómez-Moreno permitía «hacer partícipes a todos de la emoción estética y de los valores informativos que la realidad artística provoca», como comenté hace tiempo en un texto de 1999 dedicado a ese historiador del arte y arqueólogo. Ese texto -«Manuel Gómez-Moreno en el taller del Centro de Estudios Históricos» (accesible aquí)– fue publicado por J. Blánquez Pérez y L. Roldán Gómez en un libro-catálogo, según recoge Diego Conte Bragado en 2013 en su interesante estudio sobre «Sepúlveda y el Duratón en la fotografía de Leopoldo Torres Balbás», accesible aquí.

El Sol Ciencias Sociales y Económicas

La última página de El Sol de 13 de febrero de 1918 estaba cubierta por la sección semanal dedicada a las Ciencias Sociales y Económicas. En ella, su responsable el economista y catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Central Luis Olariaga (n.1885) firmaba el artículo «El triunfo del feminismo en Inglaterra» en el que se hacía eco de cómo y por qué las sufragistas inglesas, tras medio siglo de «esforzadas luchas» acababan de conseguir que se incluyese en el censo electoral del Reino Unido a todas las mujeres mayores de treinta años.

El preámbulo de ese artículo decía:

Seis millones de mujeres van a tener representación directa en la política activa inglesa y van a influir considerablemente en la trascendental faena del Parlamento que, cuando se haga la paz, ha de tomar a su cargo la reorganización política e industrial de Inglaterra. De esos millones de mujeres va a depender en buena parte la orientación política y social que después de la guerra ha de darse a Europa. No ha podido escogerse momento más dramático para ensayar el grado de conciencia pública de toda una enorme masa humana que hasta ahora fue considerada poco apta para ciertas funciones importantes de la vida social.

A continuación Luis Olariaga ofreció a sus lectores una breve historia del movimiento feminista moderno inglés, partiendo de la constatación que había hecho la feminista socialista alemana Lily Braun (1865-1916) en su libro El problema de la mujer de que «el movimiento feminista burgués arranca del momento en que las mujeres reclamaron su derecho al trabajo».

Su texto estaba ilustrado con datos elocuentes sobre el protagonismo logrado por las mujeres en la vida cultural y económica inglesa a fines del siglo XIX. Por ejemplo el censo de 1891 ofrecía estas cifras sobre la presencia femenina en las profesiones intelectuales de Inglaterra y Gales

El Sol 13 febrero 1918

Según Olariaga esos millares de mujeres de la clase media inglesia habían sido la punta de lanza del movimiento sufragista, que se habían transformado en millones «desde que la guerra las hizo sustituir a los hombres en sus puestos».

También la Gran guerra había favorecido en el terreno industrial, en el que la presencia de las mujeres era también muy relevante (ver los dos siguiente cuadro), la ruptura de los diques «que se oponían a la filtración del trabajo femenino en ciertos oficios o en ciertas industrias, y puso a los obreros de uno y otro sexo en condiciones de igualdad», de manera que según Olariaga «ya no quedaba a las obreras sino mantener en lo posible su conquista, y para ello necesitaban poder aprovechar eficazmente su fuerza social  y política».

El Sol 13 febrero 1918 proletariado femenino 1

 

 

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El desarrollo del proletariado femenino en la Gran Bretaña a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX

 

 

El Sol 13 febrero 1918 el proletariado britanico

Una comparación del número de trabajadores y trabajadoras en Inglaterra y Gales por sectores productivos según el censo de 1891, según Luis Olariaga

 

Este artículo de Luis Olariaga tiene plena actualidad pues en estas fechas se está conmemorando el Reino Unido el centenario del derecho al voto de las mujeres en ese Estado europeo, lo que está dando lugar a una amplia producción historiográfica como podemos apreciar en este listado  de Rise Up Women ! (ver aquí)

Rise Up Women

 

El trabajo de Luis Olariaga se complementaba en esa sección de Ciencias Sociales y Económicas con un listado de novedades bibliográficas sobre esas materias científicas y con otro artículo del joven catedrático de Eonomía Política y Hacienda Pública de la Universidad de Murcia Ramón Carande (n.1887) -bien conocido por mi generación por su gran obra histórica sobre Carlos V y sus banqueros, o por su magnífica Galería de raros-  sobre «Las contribuciones especiales en nuestra Hacienda municipal» que era continuación de otro que había publicado previamente en El Sol de 23 de enero de 1918.

 

 

Autor: Leoncio López-Ocón

Historiador. Investigador del Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. Madrid.

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