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Cuaderno de investigación de Leoncio López-Ocón sobre las reformas educativas y científicas de la era de Cajal. ISSN: 2531-1263


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«Hoy que la Segunda Enseñanza está más abierta que nunca a los jóvenes de España»: una circular de Antonio Jaén Morente

Hace unos días en mi reciente viaje a Quito, durante la mañana del viernes 16 de agosto, tuve la oportunidad de conversar, largo y tendido,  a pesar de su delicado estado de salud, con D. Manuel García-Jaén, quien conserva amorosamente recuerdos de su abuelo, D. Antonio Jaén Morente, catedrático de instituto, diputado republicano y representante de la Segunda República española en el Perú en el bienio azañista, y en Filipinas durante la guerra civil, y al que ya se dedicó una entrada en esta bitácora. (ver aquí)

 

En homenaje a este nieto del exilio presento en esta nueva entrada una circular que firmó su abuelo el 29 de agosto de 1935, cuando era director rector del Instituto y Colegio de la Asunción de Córdoba, en un período en el que estaba volcado en sus tareas docentes, antes de volver al Congreso de los Diputados en las elecciones de febrero de 1936 como diputado del Frente Popular. Elaboró esa circular en unos días de intensa actividad científico-educativa y cultural en la sociedad española de aquel entonces como se puede comprobar en la crónica científica que estoy presentando en otro sitio web sobre el día a día del curso 1935-1936 (ver aquí).

La circular aludida es un documento que publicaron dos periódicos republicanos – Heraldo de Madrid de 6 de septiembre de 1935 y El Liberal del domingo 8 de septiembre- al considerarla interesante por su significación pedagógica al defenderse en ella el modelo de «escuela única», según el cual era conveniente intensificar la colaboración de las escuelas de enseñanza primaria y de los institutos de enseñanza secundaria y entre los maestros y catedráticos de instituto. Al respecto Antonio Jaén pedía en ese documento a los maestros que elaborasen una ficha pedagógica que permitiese asegurar la continuidad entre esos dos grados del sistema educativo que querían fortalecer los pedagogos republicanos.

De Antonio Jaén Morente hablaré el próximo miércoles 11 de septiembre en el marco del congreso internacional Educación, Cultura y Sociedad, – cuyo programa está accesible aquí- organizado por diversas entidades para conmemorar el centenario de la creación de la Universidad Popular de Segovia, de cuyo instituto fue catedrático de Geografía e Historia entre 1912 y 1919, aproximadamente.

Ahora transcribo el contenido de la circular que el mencionado catedrático elaboró cuando ya tenía una larga experiencia docente, investigadora y política.

“No con carácter obligatorio, hoy no lo es, lo será, sino como orientación básica que facilite al profesorado un camino cierto para elegir y educar mejor al alumno de Segunda enseñanza, esta dirección rectorado dice a los familiares y maestros de sus futuros alumnos:

Que sería conveniente y muy necesario que todos los alumnos que vayan a iniciar sus estudios presenten antes del examen de ingreso de septiembre, y antes de comenzar el curso los ya examinados en junio, una ficha pedagógica suscrita por su profesor de Primera enseñanza y por él avalada.

Esta ficha tiene por finalidad afirmar un postulado “que en las pruebas de admisión debe tenderse fundamentalmente a evaluar la aptitud tanto como la comprobación de conocimientos”.

Hoy que la Segunda enseñanza, por sugestión de las ideas pedagógicas y por el impulso de la Constitución, está más abierta que nunca a los jóvenes de España; hoy que por el número de matrículas gratuitas, becas, auxilios para estudios, etc., se ofrece con relativa facilidad a los niños capaces de aprovecharlas, está más obligado que antes el profesorado a una mayor cuidado en la selección.

No basta la escasez ni aun la pobreza para ser estudiante: una inteligencia, una aptitud y una voluntad de trabajo son sus condiciones primarias.

Queremos conocer bien a nuestros escolares. Que estudie la Segunda enseñanza con todo auxilio por nosotros y por el Estado el niño capacitado. Que no se pierdan más las energías vitales del pueblo, sin posible acceso a la enseñanza, para que desaparezca la eterna historia del “diamante bruto” y el lamento tan repetido de “si yo hubiera estudiado…”

Pero el auxilio del Estado y de las Corporaciones debe estar cuidadosamente organizado.

Niño no dotado por la naturaleza, incapaz por su voluntad o por insuficiente dote intelectiva, que actúa no de “estudiante”, sino de “alumno”, es un niño que engaña y a quien se engaña, y no es para él el espíritu de nuestra Constitución y de las complementarias  disposiciones ni las que vendrán en este camino justo, que cada vez han de ser más amplias y acogedoras.

Los que hemos estudiado en tiempos de dureza social, sin el menor auxilio del Estado ni una mano amiga, ni un aliento fervoroso de los organismos provinciales ni municipales; antes al contrario, mirados como seres un poco extraños que perturbaban por su escasez pecuniaria y aun su pobre indumento, sabemos y alabamos el gran paso dado por el estudiante pobre y nos enorgullece el haber votado y laborado en los artículos de la Constitución, aunque todavía nos parezcan insuficientes, para el pobre inteligente y de voluntad con capacidad de ser y querer todo.

Para los otros sin estas condiciones, lo noble y lo justo y hasta lo humano es orientarlo por otro camino.

Para el estudiante acomodado, pero sin condiciones que le negó la Naturaleza, sin voluntad, debe también cerrarse el camino de los estudios.

La ficha pedagógicaque se quiere implantar, pidiéndola a la Primera enseñanza, es para continuarla nosotros en nuestro grado propio. Para corregirla, completarla o afirmarla; para que sea cierto el lazo de continuidad entre la escuela y el Instituto.

Todos los grados de enseñanza son eso, grados; pero dentro de una armonía y fuerte unidad.

La “escuela única”, en el sentido de continuidad que comprenda desde la escuela a la Universidad, se impone. Ningún grado es superior a otro. Cuando el maestro sabe verlo vale tanto como el mejor universitario.

En la escuela y en la vida, al régimen absoluto ha sucedido un régimen que podíamos llamar constitucional. Nadie es más que nadie.

Por sentirlo así, y por no laborar solos, se pide esta auténtica colaboración a los maestros de Primera enseñanza.

Córdoba, 29 de agosto de 1935.- El director rector del Instituto y Colegio de la Asunción, Antonio Jaén.

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La ficha pedagógica deberá contener, aparte de otras indicaciones que el maestro considere útil, lo siguiente:

Primero. Nombre

Segundo. Fecha y lugar del nacimiento

Tercero. Parentesco. Medio familiar del alumno (dónde ha residido, ambiente, etc.)

Cuarto. Historia médica. Tan completa que indique el valor del elemento humano (desarrollo, talla, fuerza, etc.)

Quinto. Aplicación de los “textos” de inteligencia

Sexto. Características individuales. (Hábitos, carácter, etc.)

Séptimo. Conocimientos y medios de expresión. (Cómo lee, redacta, etc.)

Octavo. Sentido artístico

Noveno. Habilidad y trabajo manual

Décimo. Observaciones.

Córdoba, 29 de agosto de 1935.