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Cuaderno de investigación de Leoncio López-Ocón sobre las reformas educativas y científicas de la era de Cajal. ISSN: 2531-1263


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Propuestas para renovar el material científico del instituto de Ourense entre 1906 y 1910

La creación del Instituto del Material Científico por real decreto de 17 de marzo de 1911 -Gaceta de Madrid del 18-, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo el liberal Amós Salvador el ministro, supuso un hito en la mejora de la cultura material de los centros educativos españoles a principios del siglo XX.

Pero esa medida estuvo precedida de diversas iniciativas tendentes a la renovación de los medios de enseñanza en los institutos tomadas en los años anteriores.

Quizás la más significativa de esas propuestas fue la asignación anual en los presupuestos generales del Estado a partir de 1906 – el año de la concesión del premio Nobel a Santiago Ramón y Cajal- de 100 mil pesetas para la adquisición de material científico de experimentación con destino a la red de institutos existentes en el Estado español.

En las búsquedas que estoy haciendo en los fondos del Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares me he topado con un valioso dossier. En él existe abundante documentación con las peticiones de los claustros de los institutos ante la demanda de información de los responsables del mencionado Ministerio sobre cuáles eran sus necesidades de material científico.

En sucesivas entradas haré un recorrido, siguiendo esas peticiones, por algunos de los lugares del mapa educativo de aquella época.

Inicio mi tour por el Instituto de Orense, – actual IES Otero Pedrayo- en cuyo claustro se encontraba el animoso catedrático de Geografía e Historia Eduardo Moreno López, al que ya he dedicado alguna entrada en esta bitácora.

Orense Instituto Otero Pedrayo Museo

Museo del IES Otero Pedrayo de Ourense

El 5 de abril de 1906 el director del Instituto, Salvador Padilla, -catedrático de Latín y Castellano- envió el siguiente presupuesto de las necesidades más urgentes de material científico de experimentación que tenía ese centro docente. Respondía así al oficio de 15 de febrero que le había dirigido el subsecretario del Ministerio, cuando lo dirigía el liberal Vicente Santamaría de Paredes.

Esas necesidades, que ascendían a 2.031 ptas., eran las siguientes:

– el área de Geografía demandada un mapa hipsométrico y batimétrico de España y Portugal por D. Federico Botella en pasta alabastrina. Su precio era de 100 pesetas.

Botella Federico Mapa hipsométrico y batimétrico

Mapa hipsométrico y batimétrico del ingeniero de la Península Ibérica por el ingeniero de minas Federico de Botella

– la cátedra de Agricultura, en una provincia con un cierto desarrollo de la producción vinícola, solicitaba: 1 Ebulliómetro Sallarón (sic), de 100 ptas. y un Cálcimetro, de 75 ptas.

El ebullómetro de los laboratorios Dujardin-Salleron, concebido en 1870, es un aparato de dosificación del alcohol de vinos secos por ebullometría.

Dujardin Salleron catálogo

Catálogo de 1932 de la casa Dujardin-Salleron dedicada a la venta de materiales enológicos.

– la cátedra de Física requería los siguientes instrumentos: 1 Barómetro aneroide registrador de 207 ptas para medir la presión atmosférica ; 1 Termómetro registrador de 325 ptas y 1 Máquina neumática de Bianchi o de Lenil, de 989 ptas, que se utiliza para extraer el aire contenido en la campana.

– por su parte la cátedra de Historia Natural pedía: 1 Objetivo Zeiss «E», de 100 ptas; 1 revólver Zeiss para microscopio, de 35 ptas. y 1 pieza en cartón de anatomía, que costaba 100 ptas.

No sabemos, por ahora, exactamente qué parte de ese material se adquirió en aquel año, pues el Ministerio no pudeo acceder a todas las demandas que le hicieron los más de 60 institutos existentes por aquel entonces.

De todas maneras en los años siguientes siguieron llegando fondos al Instituto general y técnico de Orense. El 7 de octubre de 1910 su director interino solicitó al ministro que las 1.400 pesetas, concedidas al instituto para adquirir material científico por Real Orden de 28 de mayo de ese año, se distribuyesen de la siguiente manera.

El catedrático de Agricultura, que era el director interino Pompeyo Beltrán, solicitó dos mesas de trabajo para el gabinete por un importe de 80 pesetas.

A la cátedra de Geografía, según solicitud del catedrático Eduardo Moreno López, se asignaron 225 ptas para adquirir un mapa en relieve de Galicia del sr. Fraiz que costaba 200 ptas, a las que había que sumar otras 25 para su porte y embalaje. Este mapa, hecho en 1909, mostraba el esquema orográfico e hidrográfico de Galicia. Fue elaborado por Vicente Fraiz Andón, director de la Escuela Normal de Maestras de Santiago, tras una larga experiencia cubana, y Rafael de la Torre Mirón, escultor, y profesor de dibujo de esa Escuela Normal y del Instituto de Santiago.

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Mapa orográfico de Galicia de Vicente Fraiz Andón de 1909

La parte más importante de esa asignación del año 1910 se la llevó la cátedra de Física y Quimica. Su catedrático, Antonio Gaite,  tío-abuelo de la escritora Carmen Martin Gaite y que también era farmacéutico, hizo el siguiente pedido por un importe de 1.100 pesetas. Se basó para efectuarlo en el catálogo nº 106 de la casa Radiguet et Massiot de Paris, especializada en aparatos eléctricos, de óptica, de radiografía y en instrumentos de precisión.

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– 1 Linterna provista de condensador doble y regulador automático de arco voltaico con punto luminoso fijo, nº 488:  37o pesetas

– 1 Zócalo con banco de óptica y sistema de cortinas, nº 487: 215 ptas.

– 2 pies receptores de los diversos aparatos, nº 489; la pieza 38: 76 ptas.

– 1 pieza de enlace nº 492: 5 ptas.

– 4 enlaces grandes nº 427: 22 ptas.

– 1 enlace pequeño nº 428: 4,50 ptas.

– 1 estuche de cinco objetivos nº 353: 107 ptas.

– 1 Mesita porta-cuba nº 497: 6 ptas.

– 1 Soporte para objetivo, nº 496: 45 ptas.

– 1 Prisma inversor nº 123: 87 ptas.

-1 Caja de resistencia nº 715 de 5 a 25 amperios: 162,50 ptas.

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Geografía moderna en las aulas del Instituto de Ourense hacia 1907

El patriarca de las letras gallegas Ramón Otero Pedrayo (1888-1976) tuvo a principios del siglo XX en las aulas del Instituto General y Técnico de Ourense un maestro que le dejaría honda huella: el catedrático de Geografía e Historia Eduardo Moreno López (Madrid 1870-Ourense 1911).

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El destacado intelectual y político galleguista, y también catedrático de Geografía e Historia de diversos institutos de enseñanza media a partir de 1919, y primer catedrático de Geografía en la Universidad de Santiago a partir de 1950, evocaría a ese profesor en diversas ocasiones.

Dejó de él una hermosa semblanza en su Livro dos amigos. Y en el artículo , «Una excursión de la Sra. Pardo Bazán«, publicado en el diario orensano La Región, 26 febrero 1959, p. 1, recordaba que Eduardo Moreno López  «explicaba maravillosamente la Geografía y fue uno de los primeros españoles en conocer y apreciar los métodos y valores de la ciencia de Ritter, Humboldt y Ratzel«.

En un selecto núcleo de discípulos gallegos, pertenecientes algunos de ellos a la generación vinculada a la revista Nos, el catedrático de Geografía e Historia Eduardo Moreno López dejó una profunda impronta. Pero hoy sus aportaciones son prácticamente desconocidas, a pesar de meritorias iniciativas como el blog creado por David Corton.

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Gracias a un artículo pionero publicado en la revista Sarmiento por Carmen Benso en 1999 conocemos algo de su trayectoria vital.

Eduardo Moreno López era hijo del también catedrático de Historia y Geografía del Instituto de Cádiz Alfonso Moreno Espinosa (1840-1905), amigo personal del líder del krausismo español Francisco Giner de los Ríos. Llegó a Orense en1897 siguiendo los pasos de un íntimo amigo, el que sería posteriormente dirigente socialista Julián Besteiro, quien durante dos años ejerció en ese instituto gallego de catedrático de Psicología, Lógica y Etica. Los dos amigos habían ganado con gran brillantez sus respectivas oposiciones. Pero si Besteiro tras su corta estancia gallega emprendió nuevos rumbos Moreno López permaneció en Ourense. En su Instituto fue catedrático desde septiembre de 1897 a noviembre de 1911.  Al año siguiente sus amigos y discípulos organizarían un homenaje en su memoria.

Eduardo Moreno Lopez numero homenaje

En sus años orensanos ese militante y dirigente local del Partido Republicano Radical, fundado en 1908 por Alejandro Lerroux , que había sido alumno de su padre en el Instituto de Cádiz, se preocupó por ofrecer soluciones a los problemas educativos existentes en la Galicia profunda como lo revela el trabajo redactado en 1906 Medios prácticos para difundir la cultura en la provincia de Orenseanalizado por Carmen Benso en el mencionado trabajo.

Pero dedicó fundamentalmente sus energías a introducir sustanciales mejoras en la enseñanza de la geografía en cuya potencialidad formativa tenía una gran confianza.

El 24 de noviembre de 1900 pronunció en el Liceo-recreo de Artesanos de Orense la conferencia titulada «La geografía moderna». Una década después, en 1910,  publicó el trabajo Federico Ratzel. Su vida y su obra. Breve noticia biográfica y bibliográfica para popularizar la obra del fundador de la Antropogeografía.

También editó diversos manuales como un Compendio de Geografía Económica en 1902, y dos libros que tendrían amplia circulación: Fundamentos de la Geografía. Ensayo de un compendio científico de Geografía general Las Partes del Mundo y los Estados de Europa: ensayo  de un compendio científico de Geografía descriptiva. Con ellos se propuso «contribuir a orientar la enseñanza de la Geografía en España en un sentido ratzeliano». Sus primeras ediciones fueron de 1908.

Un año antes, en julio de 1907,  enviaba a la Tipografía de Barcelona El Anuario de la Exportación un singular y meritorio instrumento didáctico: un Atlas escolar o colección de cartas de estudio para uso de los alumnos de Geografía general y de Europa de los Institutos de Segunda Enseñanza y de todos los alumnos de Geografía en los distintos centros de enseñanza. Su prólogo revela un pensamiento geográfico moderno y unas dotes pedagógicas notables que han sido apreciadas por quienes se han familiarizado con la labor de ese catedrático de Instituto, como Albino Núñez Domínguez o el ya mencionado Ramón Otero Pedrayo, quien en 1920 revisaba y ponía al día la décima edición de los dos manuales publicados por Eduardo Moreno López en 1908.

Dado su interés me permito transcribir a continuación el prólogo completo del mencionado Atlas escolar, según las notas tomadas de un ejemplar consultado en la Biblioteca Nacional de Madrid  el sábado 9 de marzo de 2013

» Este Atlas Escolar que, tras muchas vacilaciones originadas por una legítima desconfianza en nuestra capacidad, damos hoy a la estampa, lo ofrecemos a profesores y estudiantes, llenos de fe en la eficacia y virtualidad docente del pensamiento que ha inspirado nuestro trabajo; pero, llenos también de temor, temor vivísimo de no haber alcanzado en la ejecución, aquel mínimum de acierto necesario para que la idea generadora surta los efectos apetecidos y responda a la finalidad propuesta.

Esta finalidad que ambiciosamente perseguimos, es: suministrar a la enseñanza de la Geografía en nuestros centros oficiales un instrumento de trabajo de que carece, y que le es absolutamente necesario si ha de responder a las exigencias modernas hoy satisfechas en todos los pueblos cultos. Tales exigencias son de dos órdenes: científicas unas, pedagógicas otras. Las científicas consisten en dar á la Geografía el carácter y sentido de ciencia humana ó para el hombre, ciencia de la vida y para la vida, que estudia los hechos geográficos, no para su simple registro en forma de repertorio, sino como factores de la vida social. El estudio de la Tierra hecho desde el punto de vista humano, y como ciencia práctica y de aplicación, constituye un artículo de primera necesidad, en la cultura contemporánea.

Las exigencias pedagógicas se refieren á la ordenación de datos y á la forma de su presentación. La primera, ó sea lo referente al orden, estriba en cuidar muy escrupulosamente de que la exposición de los datos geográficos vaya de lo general á lo particular, de lo más genérico á lo específico, y en presentar primero, dentro de cada materia, aquella categoría de hechos que deben reputarse como causas ó antecedentes, y sin cuyo conocimiento previo, sería difícil explicar aquellos otros hechos que son sus efectos o consiguientes. Ej: la Hidrografía es un hecho geográfico determinado por la Configuración vertical, y, sería por tanto, un grave error pedagógico, en el que sin embargo, se incurre harto frecuentemente, el invertir el orden en su exposición.

Y por lo que se refiere á la forma de presentar ó exponer los hechos geográficos, debe ser tal, que el hecho se apropie en su conjunto, en sus grandes líneas generales, y no aislado, sino relacionado con los precedentes que lo determinen ó condicionen. Esta articulación de los datos dando un carácter eminentemente orgánico á la ciencia geográfica facilita de modo extraordinario su aprendizaje y suscita desde el primer instante el más vivo interés, que se mantiene despierto y avivado cuando la exposición de los hechos le va mostrando sus conexiones íntimas y el admirable proceso de su generación.

Pero hay más. La Geografía debe tener esta finalidad práctica como disciplina docente: suministrar á las generaciones nuevas el conocimiento exacto de los factores políticos hoy en juego sobre el Planeta con sus recursos de todo género y principalmente los económicos. Como estos factores han de integrar la vida del mañana, la vida que han de vivir nuestros alumnos, importa proveer á éstos de elementos de juicio para que aprecien con exactitud el valor de los agentes que han de concurrir á la West-Politik (Política mundial) y á la vida universal, de la que forma parte y depende, la de la nación á que pertenecemos, y aun la propia vida individual. De aquí el inmenso valor social y político de esta enseñanza. Y de aquí, la necesidad absoluta, imperiosa, de dar á ésta un carácter eminentemente práctico y de aplicación.

A este sentido y orientación obedece en su contenido, disposición y, hasta en sus menores detalles esta Colección de elementos gráficos, en la que hemos intentado satisfacer todas las exigencias antes mencionadas, y, que ofrecemos á nuestra juventud escolar para el aprendizaje de una de las ciencias de mayor necesidad en la vida moderna.

Atendiendo precisamente á esa finalidad práctica que debe revestir toda enseñanza, hemos dado el amplio lugar que puede advertirse en nuestro Atlas, á la Geografía Económica.

Como esto constituye, desgraciadamente, una novedad en la enseñanza de la Geografía en nuestro país, vale la pena de que apoyemos y justifiquemos nuestra iniciativa con algún razonamiento.

El fundamental es esta verdad indiscutible: la lucha por la vida reviste cada día más carácter económico. A las antiguas cuestiones nacionales que dividían a los pueblos, suceden, con creciente preponderancia, las cuestiones económicas, las de intereses materiales. Ese es el terreno sobre el que se han de librar las luchas futuras, el campo de batalla, ó el pacífico palenque, abierto á las generaciones actuales, ó las venideras. Es inútil cerrar los ojos á esta abrumadora realidad. Pues bien; ¿puede un maestro, más aun, puede una enseñanza, que no es último término sino una preparación para la vida, prescindir de esa imposición de los hechos, volverles la espalda y aferrarse á rutinas que hacen inútil, cuando no dañosa la instrucción? Eso no puede sostenerse; repetimos y repetiremos cien veces lo antes dicho: hay que suministrar ciencia viva y para la vida. Este es el lema de la pedagogía moderna, y el maestro que de él se desentienda, puede abandonar por inútil, y hasta por pernicioso, su augusta función.

Y, he ahí, la razón capital que tenemos para enseñar con amplitud Geografía Económica en nuestra cátedra oficial, y he ahí, porque damos larga cabida á esta clase de datos en nuestros programas, y porque hemos hecho otro tanto en este Atlas, y porque aprovechamos toda ocasión de difundir este concepto y orientación de la enseñanza geográfica.

Precisamente este anhelo vehemente de difusión, nacido de nuestro hondo convencimiento, es la fuerza que ha vencido la resistencia de nuestro temor, y nos ha lanzado á la temeraria empresa de la publicación de esta Colección de Cartas de Estudio, análogas á algunas muy en uso en la culta Francia [1]  y reproducción de las que hace muchos años vienen dibujando nuestros alumnos en nuestra cátedra de Orense, y de cuya eficacia instructiva y educativa tenemos hartas pruebas para poder dudar.

Con el convencimiento y la fe generada por la experiencia y contrastada en la práctica, ponemos en manos de los profesores y escolares de España y América, este trabajo, deficientísimo y plagado de errores, como nuestro, pero que marca una orientación y un rumbo á seguir por otros más competentes y afortunados.

A todos pedimos el concurso de sus observaciones; y sea cual sea el éxito de nuestra tentativa, nos queda la tranquilidad de haber acometido tan audaz empresa en cumplimiento de un deber social: el deber de vulgarizar lo que honrada y firmemente creemos útil á nuestros semejantes».

El Atlas que presenta de esta manera Eduardo Moreno López estaba destinado a alumnos de unos diez años de una asignatura que se impartía en primero de bachillerato, según había establecido el Plan de Estudios impulsado en 1903 por el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes Gabino Bugallal, en un gabinete del partido conservador.

La obra constaba de 48 cartas y 153 cartones tirados en litografía a cinco colores. En entradas posteriores de este blog describiremos sus contenidos y haremos un análisis de sus aportaciones.


[1] Nos referimos a los Atlas escolares de Vidal Lablache y Eysserich, y muy especialmente a las Cartas de Estudio de Dubois y Sieurin, que han sido nuestra más constante y útil guía.