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Cuaderno de investigación de Leoncio López-Ocón sobre las reformas educativas y científicas de la era de Cajal. ISSN: 2531-1263


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Una visita a la Residencia de señoritas de la JAE en su centenario

cartel exposicion Residencia Señoritas

Entre el 1 de diciembre de 2015 y el 27 de marzo de 2016 se puede visitar en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, la exposición Mujeres en vanguardia. La Residencia de señoritas en su centenario (1915-1936), organizada con motivo del centenario de la creación en 1915 de esa institución que alentó la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas para promover y mejorar la formación de las mujeres. Dirigida por la pedagoga María de Maeztu la labor formativa de un millar de mujeres llevada a cabo en ese complejo educativo dejaría honda huella en la cultura española del primer tercio del siglo XX.

En tiempos republicanos su modelo se trasladó a Barcelona como se aprecia en este reportaje de la publicación ilustrada Crónica, mostrado en la mencionada exposición.

Residencia Señoritas Barcelona

 

La exposición está dividida en las secciones siguientes:

Educación para la mujer. Las primeras iniciativas (1869-1913). En esta sección se muestra cómo el proyecto pedagógico que subyace en la creación de la Residencia de Señoritas hunde sus raíces en el proyecto de renovación de la sociedad española a través de la educación inspirado por la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Las primeras iniciativas relacionadas con este proceso se debieron a Fernando de Castro, quien en el Sexenio democrático, en 1870, fundó la Asociación para la Enseñanza de la Mujer. Posteriormente Francisco Giner de los Ríos y los hombres y mujeres de la ILE continuaron la tarea de defender los derechos de la mujer, comenzando por el de una educación en igualdad.

La Residencia de Señoritas (1913-1936). Una apuesta de futuro. 

Laboratorio FosterLa trayectoria de la Residencia de Señoritas fue paralela a la de la Residencia de Estudiantes, estudiada recientemente por Alvaro Ribagorda. Como en la Residencia de Estudiantes, en la de Señoritas las residentes, además de con los servicios de alojamientos,contaban con un laboratorio en el que hacer sus prácticas -el llamado laboratorio Foster estudiado por Carmen Magallón-, con una nutrida biblioteca en la que apoyarse para sus estudios y con un programa de clases, conferencias (por ejemplo el neuropsiquiatra y diputado socialista José Sanchís Banús (1893-1932), disertó el 20 de febrero de 1932, pocas semanas antes de fallecer prematuramente, en el paraninfo de la Residencia sobre La historia clínica de Carlos II de España), conciertos o lecturas poéticas orientado a ampliar su formación.

En todas sus actividades la Residencia de Señoritas contó con el apoyo fundamental del International Institute for Girls in Spain, una institución norteamericana asentada en Madrid desde principios del siglo XX que le aportó tanto medios materiales como métodos y ejemplos de los que se beneficiaron las jóvenes estudiantes españolas. Por mediación del Instituto Internacional, además, se llegó a acuerdos con diferentes colleges femeninos norteamericanos para conceder becas de intercambio, que se pueden rastrear en archivos norteamericanos como los del Smith College (ver aquí).

Gran parte de las mujeres que se incorporaron activamente a la vida cultural y política del primer tercio del siglo XX estuvieron relacionadas con la Residencia de Señoritas. Victoria Kent (Málaga 1889-Nueva York 1987), la abogada, pedagoga y dirigente socialista Matilde Huici (Pamplona 1890-Santiago de Chile 1965), la pintora Delhy Tejero (Toro-Zamora 1904, Madrid 1968), o la periodista Josefina Carabias (Arenas de San Pedro-Avila 1908, Madrid 1980) fueron algunas de sus residentes más destacadas. María Goyri (1874-1954), María Zambrano (1904-1991) , Victorina Durán (1899-1993) o Maruja Mallo (1902-1995) formaron parte de su profesorado. Zenobia Camprubí (Malgrat de Mar-Barcelona 1887, San Juan de Puerto Rico 1956), Gabriela Mistral (Vicuña-Chile 1889-Nueva York 1957), Victoria Ocampo (Buenos Aires 1890- Béccar 1979), María Martínez Sierra (San Millán de la Cogolla-Logroño 1874-Buenos Aires 1974), Clara Campoamor (Madrid 1888- Lausana- Suiza 1972) o Concha Méndez (Madrid 1898-Coyoacán-México 1986)  participaron en sus actividades.

En los salones de la Residencia de Señoritas nacieron el Lyceum Club Femenino en 1926 y la Asociación Universitaria Femenina.

Años de guerra (1936-1939)

Como la mayor parte de las alumnas, en julio de 1936 María de Maeztu (Vitoria-Gasteiz 1881-Mar del Plata-Argentina 1948), se encontraba de vacaciones fuera de Madrid, a donde regresó de inmediato tras producirse el golpe de Estado. En septiembre de 1936 presentó su dimisión como directora de la Residencia de Señoritas y, poco después, abandonó España. Para sustituirla se nombró un comité presidido por Regina Lago (Palencia 1898-Cuernavaca, México 1966) y constituido por otras residentes y exresidentes. A comienzos de 1937, siguiendo al Gobierno de la República, la Residencia de Señoritas se trasladó a Valencia, a la localidad de Paiporta. Acabada la guerra, y disueltos por decreto los centros de la JAE, en varios de los edificios que había ocupado la Residencia de Señoritas se creó, en 1940, el Colegio Mayor Teresa de Cepeda.

El destino de la Residencia y de las residentes tras la guerra civil.

En esta sección se da cuenta de los destinos de las antiguas residentes. Unas aprovecharon las redes culturales y sociales tendidas en los años previos y recalaron en distintos países americanos y europeos. Otras se quedaron en España sufriendo distintas situaciones: desde represalias graves a un discreto exilio interior.

Las organizadoras han diseñado una atractiva web en la que se pueden visualizar cinco interesantes audiovisuales (ver aquí):

 

exposicion Residencia Señoritas

Como complemento de la exposición sus comisarias han promovido un muy cuidado catálogo con numerosas fotografías, portadas de libros y folletos, programas de las actividades culturales que se celebraron en la residencia, documentos diversos, pinturas, dibujos, etc. Sus datos bibliográficos y contenidos son los siguientes:

portada_MujeresDE LA CUEVA, Almudena Y MÁRQUEZ PADORNO, Margarita (eds.), Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936). Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2015, 400 páginas. ISBN: 978-84-939988-6-8.

Además de dos presentaciones iniciales el catálogo contiene trabajos de:

Almudena de la Cueva y Margarita Márquez Pardomo:  “La Residencia de Señoritas (1915-1936). Una habitación propia para las españolas”.

Idoia Murga: “Muros para pintar: las artistas y la Residencia de Señoritas”.

Rosa Mª Capel Martínez: “¿Sin distinción de sexo? Mujeres y educación en España: de la Restauración a la Segunda República”.

Elvira Ontañón:“La educación de la mujer en el proyecto pedagógico de Francisco Giner de los Ríos”.

Almudena de la Cueva: “La célula germinativa de la cultura femenina: la Asociación para la Enseñanza de la Mujer”.

Mª del Mar del Pozo Andrés: “La educación de la mujer en la Junta para Ampliación de Estudios: las primeras maestras europeas”.

Isabel Pérez-Villanueva Tovar: “María de Maeztu en la Residencia de Señoritas. Educación y feminismo”.

Margarita Márquez Padorno: «El sueño americano de la universidad para mujeres en España: la octava hermana»

Pilar Piñón: “El Instituto Internacional de España y la Residencia de Señoritas.

Raúl Vázquez Ramil: “A thoroughfare of freedom: intercambios de becarias entre colleges femeninos norteamericanos y la Residencia de Señoritas de Madrid, 1919-1936”

Carmen Magallón: “El Laboratorio Foster y su papel en la formación de las científicas españolas”.

Salvador Guerrero: “Un lugar en la memoria de la geografía de la Institución”.

Concha Fagoaga: “La relación del grupo de señoritas de la Residencia de Estudiantes con el Lyceum Club”)

y Margarita Sáenz de la Calzada:“De la Residencia de Señoritas al Colegio Mayor Santa Teresa”.

A dichos trabajos se añaden una cronología, una parte dedicada a la obra plástica de las artistas de la Residencia, una selección de las imágenes expuestas, sendas relaciones de las obras y documentos expuestos y de autores y un índice onomástico, siempre útil en este tipo de obras.

Quien visite la exposición y lea el catálogo podrá apreciar las características de una de las iniciativas y singulares más significativas para promover las capacidades educativas y científicas de la mujer en la edad de plata de la cultura española.

El curioso podrá encontrar información adicional en estos enlaces, entre otros:

http://www.todoliteratura.es/noticia/9382/exposiciones/exposicion:-mujeres-en-vanguardia.-la-residencia-de-senoritas-en-su-centenario-1915–1936.html

http://www.efe.com/efe/espana/cultura/mujeres-en-vanguardia-la-historia-de-residencia-senoritas-madrid/10005-2778645


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El impulso del Ateneo de Madrid a la cultura científica hace un siglo

Hace unos meses, el 1 de diciembre de 2014, se organizó en el Ateneo de Madrid una mesa redonda en el marco de un ciclo sobre la generación del 14 y el centenario de la primera guerra mundial. En ella se abordó la actitud de los científicos y tecnólogos españoles ante el conflicto bélico que asoló el continente europeo hace un siglo.

El evento fue coordinado por Alejandro Díez Torre. Quienes participamos en él -Ernesto García Camarero, Alberto Gomis, Francisco Villacorta y el autor de esta entrada- , no reparamos entonces en una doble iniciativa que tuvo lugar durante el curso 1914-1915 organizada por la Sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de esa institución madrileña, tan importante en la configuración de una sociabilidad liberal y en la historia política y cultural española contemporánea.

Me refiero por una parte al ciclo de conferencias que tuvo lugar entre enero y mayo de 1915. En él participó un cualificado grupo de científicos que expuso a los ateneístas la situación en la que se encontraban diversas disciplinas científicas que cultivaban -desde la fisiología a la antropología, pasando por las matemáticas y la química- y cuáles eran los problemas metodológicos con los que tenían que enfrentarse en sus investigaciones.

Desfilaron en efecto por la cátedra del Ateneo a lo largo del primer semestre de 1915 los químicos José Rodríguez Carracido (1856-1928), Eugenio Piñerúa y Álvarez (1851-1937), José Rodríguez Mourelo (1857-1932) y Enrique Moles (1883-1953); los astrónomos Antonio Vela y Herranz (1865-1927), y Pedro Carrasco Garrorena (1883-1966); los geólogos Eduardo Hernández-Pacheco (1872-1965) y Lucas Fernández Navarro (1869-1930); el físico Blas Cabrera (1878-1945), el matemático Julio Rey Pastor (1888-1962), el fisiólogo José Gómez Ocaña (1860-1919), el ingeniero de montes y biólogo Joaquín María de Castellarnau y Lleopart (1848-1943), el marino y geógrafo José Gutiérrez Sobral (1858-1918) y el antropólogo Luis de Hoyos y Sainz (1868-1951).

También fueron llamados a participar, aunque declinaron la invitación, el ingeniero Esteban Terradas (1883-1950), el botánico Blas Lázaro (1858-1921), el zoólogo Ignacio Bolívar (1850-1944) y el neurólogo y sicólogo Luis Simarro (1851-1921). En esa docena y media de nombres se concentraba una parte relevante de la ciencia de calidad que se hacía en la España de hace un siglo.

La segunda iniciativa de la sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del Ateneo de Madrid en el curso 1914-1915 fue la organización de un ciclo de cursos de especialización que impartieron algunos de los científicos ya mencionados como el matemático Julio Rey Pastor, el astrónomo Pedro Carrasco, el geólogo Lucas Fernández Navarro, el antrópologo Luis de Hoyos y Sainz. A ellos se sumaron el también antropólogo Telesforo de Aranzadi y Unamuno (1860-1945) y el endocrinólogo  Gregorio Marañón (1887-1960), muy joven por aquel entonces.

Podemos acercarnos a ese notable esfuerzo científico colectivo de hace un siglo gracias a una serie de publicaciones en las que conviene reparar nuestra atención.

En efecto casi todos los cursos – impartidos por Gregorio Marañón sobre Las secreciones internas, (accesible aquí); Julio Rey Pastor sobre Introducción a las matemáticas superiores, sobre el que ya llamó la atención su discípulo Ernesto García Camarero en su blog El granero común (ver aquí); Pedro Carrasco Garrorena sobre La teoría de la relatividad en física; Lucas Fernández Navarro sobre Paleogeografía: Historia geológica de la Península Ibérica (ver aquí); y Luis de Hoyos y Sainz  y Telesforo de Aranzadi sobre Etnografía: las bases, los métodos y sus aplicaciones a España- fueron publicados por la biblioteca Corona.

Rey Pastor Biblioteca Corona

Etnografia Aranzadi

Asimismo la mayor parte de las conferencias impartidas en el Ateneo de Madrid entre enero y mayo de 1915 se reunieron en un volumen editado meses después, ya en 1916. Otras conferencias, como la que impartió Lucas Fernández Navarro sobre La geografía física: su estado actual, sus métodos, sus problemas, se presentaron en otras publicaciones como el Boletín de la Real Sociedad Geográfica (ver aquí).

ateneo 1915-2-2Como se aprecia en el siguiente índice en el mencionado volumen se reunieron doce conferencias, dos terceras partes de las que había diseñado su organizador: Luis de Hoyos y Sainz, presidente de una activa sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del Ateneo en aquel curso de 1914-1915. Fueron estas:

I. Evolución de la Matemática en la Edad Contemporánea. Conferencia de la sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del Ateneo de Madrid. Marzo de 1915. por J. Rey Pastor, Catedrático de la Universidad Central, p. 8-40.

II. Problemas y métodos astronómicos. Su estado actual. Conferencias de  25 de marzo y 15 de abril de 1915. Por Don Antonio Vela y Herranz, Astrónomo del Observatorio de Madrid y Catedrático de Astronomía física de la Universidad Central. p. 41-108.

III. Estado actual, métodos y problemas de la Física. Conferencias de 24 y 31 de enero de 1915. Por Blas Cabrera y Felipe, Catedrático de la Universidad Central. De la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. p. 109-144.

IV. Física matemática. Teoría de la relatividad Conferencia de marzo de 1915. Por Pedro Carrasco, Astrónomo del Observatorio de Madrid. p. 145-168.

V. Métodos y problemas actuales de la ciencia química. Conferencias de 8 de abril y 4 de mayo de 1915. Por E. Piñerúa y Álvarez. Catedrático de Química en la Universidad Central. p. 169-206.

VI. Estado actual, métodos y problemas de la síntesis mineral, Conferencia de 22 de abril de 1915. Por José Rodríguez Mourelo. De la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. p. 207-248.

VII, Estado actual de los problemas y métodos de la clínica biológica. Conferencia de 21 enero 1915 por José Rodriguez Carracido. Catedrático de la Universidad Central. De las Reales Academias Española, de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y de Medicina. P. 249-270.

VIII. Geografía social. Conferencia de 21 de marzo de 1915 por Don José Gutiérrez Sobral, p.271-296.

IX. Métodos y problemas de la Geología. Constitución interna de la Tierra. Conferencia de 25 febrero 1915 por Eduardo Hernández Pacheco. p. 297-316.

X.  Botánica: La teoría celular y los problemas biológicos. Conferencias de 11 y 29 de marzo de 1915 por D. Joaquín Mª Castellarnau. p. 317-376.

XI. Fisiología. Los problemas de la nutrición. Conferencia de abril de 1915 por José Gómez Ocaña. P. 378-401.

XII. La Antropología. Métodos y Problemas. Conferencia de Mayo 1915 por Luis de Hoyos Sáinz. Catedrático de Fisiología.- Presidente de la Sección. p. 403-442.

El libro iba precedido de un prólogo firmado por Luis de Hoyos y Sainz en el que se entremezclan consideraciones sobre los déficits de la cultura científica española de hace cien años con una apuesta por el papel educador que podía desempeñar el Ateneo de Madrid; lamentos por las actitudes rutinarias en la enseñanza de las ciencias, dominada por «una erudición arcaica», con una defensa de la dimensión creativa de la ciencia; explicación de su plan de acción para acercar los logros científicos al gran público desde la sección ateneista que presidió en el curso 1914-1915 con los logros obtenidos gracias a su esfuerzo organizativo; lamento por no haber logrado todo lo que se había propuesto alcanzar junto al reconocimiento de la ayuda recibida para hacer llegar este libro a sus lectores.

Vale destacar que en esos reconocimientos aparecen dos figuras históricas del liberalismo progresista español y del republicanismo democrático: Rafael María de Labra (1840-1918) presidente del Ateneo en aquel año de 1915, y Manuel Azaña (1880-1940), su eficaz y entusiasta secretario entre 1913 y 1920.

En ese año de 1915 Luis de Hoyos y Sainz y Manuel Azaña eran militantes del Partido Reformista de Melquíades Alvarez, formado por republicanos dispuestos a colaborar con la monarquía de Alfonso XIII.

De hecho el siguiente texto y las actividades desarrolladas en el Ateneo de Madrid hace un siglo pueden ser contempladas como un esfuerzo de la izquierda liberal por aproximar los problemas científicos al mundo de las clases medias progresistas e ilustradas, vivero de los apoyos políticos del Partido Reformista que no logró vencer al bipartidismo de la Restauración.

Reproduzco a continuación el interesante texto de Luis de Hoyos y Sainz, por aquel entonces también catedrático de Fisiología e Higiene escolar de la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio de Madrid.

Al organizar la Sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del ATENEO DE MADRID los trabajos del pasado curso, pensó que la mejor labor que podía realizar, era cubrir la necesidad más apremiante y dañosa de nuestra cultura científica, que es, ciertamente, la que atañe al conocimiento de la metodología y problemas actuales de las ciencias en la investigación y exposición de las mismas. El carácter de reflejo y tornavoz de nuestra vida científica débese, sin duda, a este desconocimiento de los métodos y problemas, no ya por el gran público, que debe al menos conocer su existencia, sino por una gran parte del cuerpo docente y escolar, que expone la ciencia como obra muerta y cuadriculada, y que la aprende como conjunto de cosas pasadas o de verdades canónicas, contrariamente a la gran variedad de que la ciencia se crea, pero no está creada.
La metodología concreta y definida de cada ciencia, no la representada, como dice Cajal, por la panacea de una lógica formal para todas las ciencias, es la que transforma el culto estático y contemplativo a una obra concluida, en cooperación dinámica y trabajo que aportar a una labor no terminada ni terminable.
La ignorancia de los métodos de investigación y el desconocimiento de los problemas planteados, es lo que crea esa manifestación común a toda nuestra estructura pedagógica nacional, de erudición arcaica, frente a la previsión original científica que caracteriza al resto del mundo. Expone datos, doctrinas, y a veces ideas, rebuscadas para el caso, unas veces en recientes lecturas, producto natural de la gran cultura y erudición del dicente, en otras; pero libresca siempre, tomada de las hojas del manual o cogidas de las páginas de la revista, exigiendo ambos trabajos esfuerzo superior al de la observación directa y vivida de la naturaleza y la realidad, con las que el libro o el maestro impidieron establecer fecundas relaciones, despreciando las aguas surgidoras del propio manantial para beber en las rodadas del caudal ajeno.
Siente como pocos esta impotencia de creación científica, este pesar de obra muerta o de bagaje cultural que hay que repartir, para quedar aligerado en su masa, el que, conociendo la enseñanza universitaria, viva también la normal o profesional de los verdaderos maestros, los de la enseñanza primaria. En ella, en los dominios de la Pedagogía –por inexplicable antinomia-, exagérase la cuadrícula y acótase el campo hasta hacer relato lo que es hecho, y espejo lo que es luz. La expresión formal de las cosas, sustituye a la acción enérgica, por renovadora, de las mismas, y la Metodología y la Didáctica, que por esencia son creadoras, redúcense a expositoras de un caudal científico muy ordenado y fijo, como museo de arqueología clásica, en el que no se crea porque no se duda.
Ninguna labor, pues, de más honda y extensa utilidad científica podía hacer el Ateneo y para ello pidió la Sección de Ciencias naturales la colaboración de los que son maestros indiscutidos en cada ciencia, por dominar por completo los modos de crearla. Así cumplía el Ateneo la función propia que, como nadie, tiene en la cultura nacional; la de difusión de la alta ciencia para el gran público, la de expansión de la callada y germinal labor de los investigadores, en una tribuna, adecuada entre todas, para llevar a la cultura general superior de España, las orientaciones de los especialistas que deben informarla y dirigirla.
Coetánea y paralelamente a esta obra de exposición de métodos de trabajo, tenía que presentar la Sección la aplicación concreta de los mismos, dando, no sólo la ley general y teoremática, sino la concreción aplicativa, como fruto del dominio de los métodos y el conocimiento de los actuales problemas. A ello respondían los Cursos breves monográficos, que para un público preparado se dieron por los señores Marañón, Rey Pastor, Carrasco, Fernández Navarro, Aranzadi y Hoyos Sáinz, acerca de Las secreciones internas, Introducción a las matemáticas superiores, La teoría de la relatividad en física, Paleogeografía:Historia geográfica (sic por geológica) de la Península ibérica y Etnografía: las bases, los métodos y sus aplicaciones a España.
No refleja este libro todo el plan elaborado por la Sección, ni siquiera todo el trabajo realizado en la misma. Por diversos motivos que lamentarán los lectores, no llegaron a darse las conferencias de Mecánica, pedida al catedrático de Barcelona señor Terradas; de Botánica, por el académico señor Lázaro; de Zoología, por el director del Museo de Ciencias naturales, señor Bolívar y de Psicología, por el doctor Simarro.
No figuran en el presente tomo, aunque fueron dadas en la cátedra del Ateneo, la de Físico-química, del profesor de la Facultad de Farmacia don Enrique Moles, y la de Geografía física, del catedrático de la Facultad de Ciencias don Lucas Fernández Navarro.
Injusticia sería callar que en la preparación del trabajo que originó este tomo, colaboraron el vicepresidente y secretarios de la Sección, señores Serrano Piñana, ingeniero de Caminos, Honorato de Castro, astrónomo del Observatorio de Madrid; García Miranda, auxiliar de la Facultad de Ciencias, y Moret, doctor en la misma; y preciso es decir que su publicación se debe, al valioso apoyo de la Junta directiva del Ateneo, y especialmente a su venerable presidente señor Labra, y a su infatigable secretario, señor Azaña.

Este texto es expresivo de la atmósfera científica de hace un siglo en una coyuntura en la que la elite científica española empezaba a rejuvenecerse gracias a la irrupción en el panorama científico de los integrantes de la generación de 1914 como Julio Rey Pastor, Enrique Moles, Pedro Carrasco Garrorena, Gregorio Marañón, Esteban Terradas, todos ellos nacidos en la década de 1880. Estos jóvenes científicos junto a otros integrantes de su grupo generacional, como José Ortega y Gasset, contribuyeron indudablemente a dinamizar la vida científica en la sociedad española de hace un siglo como he expuesto en otras entradas anteriores de esta bitácora. También estas iniciativas ateneistas muestran que la labor que desplegaba la JAE hace un siglo para hacer más sólido el tejido científico español estaba acompañada por otras iniciativas surgidas de la sociedad civil.

Para saber más:

Carmen Ortiz García, Luis de Hoyos Sainz y la Antropología española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1987.

Francisco Villacorta Baños, El Ateneo de Madrid (1885-1912), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1985. Accesible aquí

Sobre la relación de Manuel Azaña con el Ateneo de Madrid se encuentra información en:

Santos Juliá: «La nueva generación: de neutrales a antigermanófilos pasando por aliadófilos», Ayer, 91, 2013 (3): 121-144. Accesible aquí

y en un homenaje del Ateneo en el centenario de su acceso a la secretaría del Ateneo (ver aquí).


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Una aportación a la educación ambiental en las escuelas españolas de hace un siglo

La Escuela Moderna. Revista pedagógica hispano-americana (1891-1934) fue una de las publicaciones pedagógicas más relevantes en el ámbito cultural hispánico en el tránsito del siglo XIX al siglo XX, promotora de una enseñanza científica racional. Uno de sus impulsores, y director de la publicación desde 1907, fue el pedagogo castellano Esteban Bartolomé Mingo, quien desde 1879, y durante más de cuarenta años, dirigió la Escuela Central de Párvulos o Jardín de Infancia de Madrid, punta de lanza de la introducción de los métodos del pedagogo alemán Fröbel (1782-1852) en la sociedad española como se explica en este documental hecho por jóvenes historiadoras de la educación. (ver aquí).

La Escuela Moderna enero 1915

Ojeando el ejemplar de esta singular publicación pedagógica, correspondiente a enero de 1915, me he encontrado con la reseña de la obra de un maestro comprometido con la educación ambiental. Se trata del libro Mi amigo el árbol. Su autor fue Martín Chico Suárez, un maestro de las escuelas nacionales de Madrid, nacido en Cehegín (Murcia) en 1864, y vocal correspondiente del Consejo Superior de Protección a la Infancia. La obra tenía un conjunto de ilustraciones debidas a su hijo Pedro Chico Rello, futuro profesor de Escuelas Normales y metodólogo de la enseñanza de la geografía. Tenía como lema el oximoron «Festina Lente«, es decir Corre despacio o Apresúrate lentamente. Este adagio había sido usado como marca de impresión por el humanista veneciano Aldo Manuzio, editor de textos clásicos griegos, y considerado el inventor del libro de bolsillo.

Como prueba del interés que suscitó entre los lectores de aquella época Mi amigo el árbol cabe añadir que tuvo el primer premio del concurso celebrado en 1913 por la Sociedad de Amigos de la Fiesta del Árbol de Barcelona. La obra fue publicada en Barcelona por el editor J. Ruiz Romero, sucesor de J. Bastinos.

La reseña que se presenta a continuación coincide temporalmente con la medida tomada el 5 de enero de 1915 por el ministro de la Gobernación José Sánchez Guerra (1859-1935) del gabinete conservador presidido por Eduardo Dato para declarar oficial y de carácter obligatorio esa fiesta que se venía celebrando desde tiempo atrás, con una particular intensidad en Cataluña.

A continuación transcribo parte de la reseña de este curioso libro pedagógico, tal y como apareció en las páginas de La Escuela Moderna de enero de 1915, pp. 78-80.

miamigoelarbol-648x1024Realmente hemos sentido un verdadero placer leyendo este libro. No es un libro más de lectura entre los innumerables que forman la literatura escolar. Es una obrita de volumen poco abultado, pero de un contenido muy nutrido abundantísimo de doctrina pedagógica en forma de lecciones sencillas, claras y hasta poéticas y encantadoras en el modo especial de presentarles….

El autor..ha estudiado el árbol en todos sus aspectos, con todas sus complejas relaciones y las múltiples aplicaciones que de él se hacen, ya para la alimentación humana, ya como elemento de vida en lo que afecta a la oxigenación del aire, ya por lo que tiene de utilidad en maderas, belleza, hermosura, vivienda de los pájaros, seguridad en el terreno, modificación del clima, recreo e higiene, en suma, de cuanto puede el hombre sacar partido para la satisfacción de sus necesidades. Dedica diez lecciones a la historia de los árboles, mencionando alguno de los más antiguos y ocupándose del árbol sagrado, el árbol compañero del hombre, el árbol y la vivienda humana, el árbol símbolo de gloria, el árbol como recordatorio de la memoria de los hombres, y el árbol en la ciencia, en el arte y hasta en lo que se relaciona con la independencia de la patria.

Mi amigo el arbol paginaEl desenvolvimiento de las lecciones es ingenioso y muy interesante. En primer término expone, en lenguaje sencillo y correcto, la lección, el tema, la materia de que ha de ocuparse; hace luego un resumen de la misma; acompaña máximas morales que surgen de la lección expuesta; añade ejercicios prácticos que se relacionan con el contenido de la lección, unas veces para despertar en los niños la afición hacia la formación de un museo escolar de aves, insectos, plantas, hojas, flores, maderas de todas clases, y otros para favorecer el estudio de la Geografía y viajes y conocer mediante ellos la región en donde los árboles se crían. Forman parte integrante de la obrita lecciones de cosas que amplían y completan el contenido de las lecciones; recitaciones en verso alusivas a la materia y escritas por nuestros mejores poetas, con el objeto de que el niño se aficione a la lectura, y un léxico riquísimo que explica el significado de cada palabra, con la vista fija siempre en que no se pronuncien jamás los vocablos sin entender su contenido substancial.

Por último, enciérrase el librito en un hermoso marco literario, formado por una atenta dedicatoria a S.A.Serma. la Infanta Isabel de Borbón, generosa donante del premio adjudicado al libro; una sentida carta del malogrado Joaquín Costa, dirigida a los niños de Ricla, recomendándoles el cultivo del árbol; la letra y música de la Fiesta del Árbol, y una larga bibliografía de la que se ha servido el autor…

Merece todo género de aplausos nuestro estimado compañero, porque su obrita revela un …entusiasmo extraordinario hacia el cultivo del árbol, compañero y amigo inseparable del hombre, y objeto por parte de Goethe de grandes meditaciones y estudios, y, sobre todo, exterioriza el Sr. Chico un amor entrañable hacia los niños ofreciéndoles un trabajo laborioso, en el cual se halla reconcentrada en síntesis la vida material y espiritual de tan ilustrado maestro.

De todo corazón recomendamos a nuestros compañeros la adquisición de este libro, cuyo fondo es inagotable e inmenso para la educación de los niños, y cuya elegancia en la forma para su presentación artística, llena de bonitos grabados, se debe a la Casa editorial de J. Ruiz Romero, sucesor que continúa aumentando y perfeccionando la tan acreditada Casa de Bastinos, de Barcelona.

Dos apostillas cabe hacer a esta reseña de Esteban Bartolomé Mingo en un momento en el que la publicación que dirigía se comprometió con el arraigo de la Fiesta del Arbol en el sistema educativo español como constan dos colaboraciones del volumen de 1915. Una de ellas era un artículo dedicado a la celebración de la Fiesta del Arbol en la población de Sotillo de la Adrada en la provincia de Avila (p. 542) y la otra consistió en el texto «Una Fiesta del Arbol» firmado por el pedagogo Casiano Costal (p.682).

Por una parte conviene destacar que Mi amigo el árbol, cuya primera edición data al parecer de 1910, tuvo una amplia circulación. En la década de 1920, probablemente relacionado con el hecho de que la dictadura de Primo de Rivera intentó convertir la Fiesta del Árbol en un elemento de nacionalización según Antonio Alcusón Sarasa (ver aquí), se hicieron varias ediciones de la obra. En 2005, hace una década, la editorial Arba de Madrid, hizo una reimpresión facsímil de la edición barcelonesa de 1925 de J. Ruiz Romero, con el apoyo de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono y la Asociación Española de Arboricultura, según se destaca en un post del blog Naturaleza viva (ver aquí).

Por otro lado hay que resaltar que en la campaña destinada a hacer arraigar la Fiesta del Arbol, declarada oficial como se ha indicado el 5 de enero de 1915, se implicaron muchos agentes sociales. Así, casi simultáneamente a la reseña de la que se ha informado en este post, una de las más importantes revistas ilustradas de la España de 1915 – Mundo gráfico– presentó en sus páginas al inspirador, y gran propagandista de la fiesta del árbol, el ingeniero de montes murciano Ricardo Codorniu y Starico (Cartagena 1846-Murcia 1923), con motivo de un homenaje que se le hizo. Se trataba de la concesión de las insignias de la Gran Cruz del Mérito Agrícola costeadas por dos mil suscriptores.

Codorniu 1915

 

Para saber más:

Más información sobre la labor pedagógica de Martín Chico Suárez y Pedro Chico Rello en Juan Mainer Baqué, La forja de un campo profesional: pedagogía y didáctica de las Ciencias Sociales en España (1900-1970), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)2009

Más información sobre la Fiesta del Árbol en Santos Casado de Otaola, Naturaleza patria. Ciencia y sentimiento de la Naturaleza en la España del Regeneracionismo, Madrid, Marcial Pons, 2010. (Colección «Ambos Mundos» de Marcial Pons Historia-Fundación Jorge Juan).


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Las publicaciones de la JAE hasta 1915 según un anuncio de la revista España

A finales de 1915 el semanario España, considerado el principal portavoz político de la generación de 1914 como ya se ha señalado en varias entradas de este blog, (ver por ejemplo aquí),  insertaba en sus páginas publicitarias este anuncio.

Libros JAE anuncio España

Se trataba de información publicitaria de la poderosa Sociedad General Española de Librería, Diarios, Revistas y Publicaciones, S.A,, con sedes en Madrid (Ferraz 25), Barcelona (Rambla del Centro 8,10 y 25), Irún (calle del Ferrocarril) y Buenos Aires (Esmeralda 378-384, 574 y 576) . En ella se daba cuenta de las publicaciones efectuadas por la Junta para Ampliación de Estudios, el organismo creado por el Estado español para dinamizar el sistema científico-educativo español y que presidía desde su fundación en 1907 Santiago Ramón y Cajal.

Como se aprecia a continuación se ofrecía un listado detallado, ordenado por secciones, de todas las publicaciones que ese organismo había editado desde su constitución hasta 1915.

Libros JAE anuncio España detalle

En la sección primeraMemorias de pensionados y trabajos varios – se informaba que la JAE ya había publicado 8 tomos de sus Anales. Esta publicación contenía mayoritariamente memorias de los pensionados cuyos estudios en el extranjero había costeado la JAE. Cada tomo costaba 8 pesetas. Indices de esos tomos se pueden consultar aquí.

Indice Anales

La sección segunda estaba destinada a dar cuenta de las publicaciones del Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales. Eran 26 trabajos generados fundamentalmente en el Museo Nacional de Ciencias Naturales que vivía un momento de gran actividad gracias a la gestión de su director el entomólogo Ignacio Bolívar. Muchos de ellos están accesibles on line hoy en día en el magnífico portal de fondos digitalizados del CSIC Simurg.

El Museo, en efecto, editaba monografías, agrupándolas en tres colecciones: una geológica, una botánica y otra zoológica, la más numerosa. Su precio oscilaba entre las 0,50 ptas y las 15 ptas.

Entre las primeras se encuentran los siguientes trabajos

dos monografías de 1912 de Eduardo Hernández-Pacheco (1872-1965) geólogo, paleontólogo y arqueólogo, y en aquel entonces catedrático de geología en la Universidad de Madrid y jefe de la sección de Mineralogía y Geología en el Museo de Ciencias Naturales:  Ensayo de síntesis geológica del Norte de la Península Ibérica  Itinerario geológico de Toledo a Urda

Resumen fisiográfico de la Península Ibérica del catedrático del Instituto de Guadalajara Juan Dantín Cereceda, publicado en 1912.

Geología y Prehistoria de los alrededores de Fuente-Alamo (Albacete), de 1912, del catedrático del instituto de Alicante Daniel Jiménez de Cisneros (1863-1941)

Fuente Alamo en la provincia de Albacete

Fuente Alamo en la provincia de Albacete

Lagos de la región leonesa de Federico Aragón (1873-1928), catedrático de Historia natural del instituto de León, provincia que conocía bien, publicado en 1913.

Los fenómenos de corrimiento en Felanitx (Mallorca) de 1913 y El Triásico de Mallorca de 1914 del geólogo y agrónomo mallorquín Bartolomé Darder Pericás (1894-1944)

Entre las segundas:

la Flora briológica de la Sierra de Guadarrama de 1912, cuyos autores eran Antonio Casares-Gil (1871-1929) – considerado el botánico gallego más relevante (ver aquí) y el valenciano Francisco Beltrán Bigorra (1886-1962) . Los contenidos de esta monografía, digitalizada por el Real Jardín Botánico de Madrid están accesibles aquí.

Noticia de algunos Ustilagináceos y Uredináceos de España de 1913 de Blas Lázaro e Ibiza, catedrático de Botánica descriptiva de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central desde 1892, profesor numerario de la Escuela Superior de Magisterio desde 1909 y jefe de sección del Jardín Botánico de Madrid desde 1910 (1858-1921)

las Excursiones Briológicas de la provincia de Badajoz,  de 1914, de Gonzalo Fructuoso y Tristancho.

tres trabajos de 1914 del médico y micólogo sevillano Romualdo González Fragoso (1862-1928) Contribución a la Flora micológica del Guadarrama. Pireinales, Histeriales,Discales ; Contribución a la Flora micológica del Guadarrama. Deuteromicetos; Contribución a la Flora micológica del Guadarrama. Uredales

Entre las terceras:

– Briozoos de la Estación Biológica Marítima de Santanderpublicación de 1912, de Manuel Jerónimo Barroso

Ernst Haeckel - Kunstformen der Natur (1904), plate 23: Bryozoa

Ernst Haeckel – Kunstformen der Natur (1904), plate 23: Bryozoa

– Los enemigos de los parásitos de las plantas. Los afelininos, de 1912, del entomólogo y militar Ricardo García Mercet (1860-1933)

Anatomía e histología del Ocnerodes Brunnerii Bol. de 1912 de Antonio Martínez y Fernández-Castillo (1870-), catedrático de instituto.

– Contribución al estudio de los hemípteros de Africa. Notas sobre coreidos del Museo de Madrid de Antonio García Varela, profesor de la Universidad de Santiago de Galicia (1875-1942), publicado en 1913.

– Una campaña entomológica en el Sus y Descripción de los coleópteros recogidos en ella por el notable entomólogo donostiarra Manuel Martínez de la Escalera y Pérez de Rozas (1867-1949)  y su hijo Fernando Martínez de la Escalera y Goróstegui (1895-1988)

– dos trabajos del notable dipterólogo, colector y conservador del Museo José Arias Encobet (1885-1921) que luego sería catedrático de Entomología de la Universidad de Barcelona: Dípteros de España. Fam. Nemestrinidae de 1913 (33 págs.) y Dípteros de España. Fam. Mydaidae  , de 1914(173 p.).

– Contribución al estudio de los hemípteros de Africa. Notas sobre coreidos del Museo de Madrid de Antonio García Varela, profesor de la Universidad de Santiago de Galicia (1875-1942), publicado en 1913.

– los Estudios entomológicos de 1914 (del director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el ya mencionado Ignacio Bolívar (1850-1944).

– la monografía Eumastacinos nuevos o poco conocidos. Saltamontes, Ort. Locustidae de  1914 de un jovencísimo Cándido Bolívar y Pieltain (1897-1976), hijo del anterior.

– cuatro contribuciones del relevante zoólogo, el más importante mastozoólogo o especialista en mamíferos de la Península Ibérica de aquella época Angel Cabrera (1879-1960). Se trataba de dos breves monografías que se vendían a 0,50 ptas: El concepto de tipo en Zoología y los tipos de mamíferos del Museo de Ciencias Naturales de 1912 y Dos mamíferos nuevos de la Fauna Neotropical, de 1913, en la que estudiaba ejemplares recolectados por su maestro Marcos Jiménez de la Espada, el más destacado naturalista de la Comisión Científica del Pacífico ; y también su Catálogo metódico de las colecciones de mamíferos del Museo de Ciencias Naturales de Madrid de 1912 que costaba dos pesetas, y su importante libro Fauna ibérica. Mamíferos de 1914 que se vendía a 15 ptas. Este libro le proporcionaría un gran reconocimiento internacional como acaba de destacar en su blog Javier Yanes (ver aquí)

Esponjas del Cantábrico. Parte primera: I. Calcárea. II. Euceratosa, de 1914, de Francisco Ferrer Hernández.

La sección tercera correspondía a la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas y comprendía solo tres publicaciones:

– Las pinturas prehistóricas de Peña Túpor Eduardo Hernández-Pacheco (1872-1965) [Catedrático de Geología en la Universidad de Madrid y Jefe de trabajos de la Comisión] y Juan Cabré (1882-1947) [Comisario de Exposiciones, correspondiente de la Real Academia de la Historia], con la colaboración del conde de la Vega del Sella (Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentín) , publicada el 15 de enero de 1914, a un precio de 1,50 ptas.

Idolo de Peña Tu en Puertas de Vidiago en el concejo asturiano de Llanes

Avance al estudio de pinturas prehistóricas del extremo Sur de España (Laguna de la Janda) de Juan Cabré y Eduardo Hernández-Pacheco, publicada en abril de 1914 y cuyo coste era de dos pesetas.

Vista actual de la laguna de La Janda al sur de la provincia de Cádiz, entre Vejer y Benalup-Casas Viejas

Vista actual de la laguna de La Janda al sur de la provincia de Cádiz, entre Vejer y Benalup-Casas Viejas

– La cueva del Penicial (Asturias) del conde de la Vega del Sella, publicada el 1º de julio de 1914. Su coste era de 0,50 ptas.

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interior de la cueva del Penicial en Nueva, parroquia del concejo asturiano de Llanes.

 

La sección cuarta -aunque no tenía epígrafe- abarcaba las publicaciones relacionadas en gran medida con el Centro de Estudios Históricos que dirigía Ramón Menéndez Pidal. El anuncio publicitario que estamos comentando daba cuenta de los siguientes trabajos, ordenando a sus autores por orden alfabético de la siguiente manera:

Textos árabes en dialecto vulgar de Larache, (a los que se puede acceder aquí). Publicados con transcripción, traducción y glosario por el arabista y hebraísta Maximiliano Alarcón y Santón (1880-1933), en aquel momento catedrático de árabe de la Escuela de Comercio de Barcelona, y más tarde catedrático de árabe y hebreo de la Universidad de esa ciudad. Se editó en  1913. Costaba 4 ptas.

– Cartulario de Don Felipe III, Rey de Francia, del sacerdote navarro Mariano Arigita y Lasa  (1865-1916), editado en 1913. Se vendía a 8 ptas.

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El original árabe de la “La disputa del asno contra Fr. Anselmo Turmeda»  del sacerdote y catedrático de Lengua Arabe de la Universidad Central Miguel Asín Palacios (1871-1944), publicado en 1914, originariamente en la Revista de Filología Española. Se vendía a 2 ptas.

Cancionero de Romances de Amberes con una introducción de Ramón Menéndez Pidal, publicado en 1914. Se vendía a 40 ptas. .

Los monumentos megalíticos de la provincia de Gerona por el catedrático de Historia natural del Instituto de Gerona Manuel Cazurro (1865-1935) Esta monografía fue editada por el Centro de Estudios Históricos en 1912. Se vendía a 3 ptas.

Materiales de Arqueología Española.  Cuaderno primero: Escultura greco-romana.- Representaciones Religiosas clásicas y orientales.- Iconografia.- por los arqueólogos e historiadores del arte Manuel Gómez-Moreno (1870-1970) y Josep Pijoan (1881-1963), editados en 1912 por el Centro de Estudios Históricos. Se vendía a  8 ptas.

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Materiales de arqueología española editados por Manuel Gómez-Moreno y Josep Pijoan

Zamora en tiempo de la guerra de la Independencia (1808-1814) [a cuyos contenidos se pueden acceder aquí] del catedrático de Geografía e Historia del Instituto de Zamora  Rafael Gras y de Esteva (1870-1920), discípulo de Rafael Altamira.  La monografía editada en 1913 por el Centro de Estudios Históricos se vendía a 3 pesetas.

Zamora Gras

Cartulario de la Abadía de Santillana del Mar por Eduardo Insué. Editado en 1912 se vendía a 6 ptas.

Manuscritos árabes y aljamiados de la Biblioteca de la Junta, por los alumnos de la Sección de Árabe del Centro de Estudios Históricosbajo la dirección de Julián Ribera (1858-1934)y Miguel Asín (1871-1944). Editados en 1912 se vendía la publicación a 10 ptas. En esta publicación se encuentra el origen del importante proyecto de historia digital impulsado recientemente por el CSIC Manuscrpit@

Introducción al Estudio de la Lingüistica Romance del lingüista suizo-alemán Wilhelm Meyer-Lübke (1861-1936), traducido por Américo Castro (1885-1972), que por aquel entonces era profesor auxiliar de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Editado en 1914 se vendía a 7 pesetas.

La vida y la obra de Pedro de Mena del historiador del arte Ricardo de Orueta  (1868-1939) Publicado en 1914 se vendía a 15 pesetas.

Archivo general de Simancas. Catálogo IV. Secretaría de Estado. (Capitulación con Francia y negociaciones diplomáticas de los Embajadores de España en aquella Corte, seguido de una serie cronológica de éstos). I. (1265-1714) por el director de ese archivo Julián Paz.  Editado en 1914 se vendía a 16 pesetas.

Guerras civiles de Granada por Ginés Pérez de HitaPublicadas por Paula Blanchard-Demouge.  Publicada la obra en 1913 se vendía a 15 ptas.

Notas inéditas del Archivo de la Catedral de Toledo, redactadas sistemáticamente en el siglo XVIII por el canónigo-obrero Francisco Pérez Sedano. Se trataba del volumen primero de Datos documentales inéditos para la historia del arte español. Editado el libro en 1914 se vendía a 2 ptas.

Revista de Filología española. Cuadernos I, II y III. La suscripción anual costaba 15 pesetas. La publicación fue fundada en 1914 por Ramón Menéndez Pidal (1869-1968).

Partición de herencias entre los musulmanes del rito Malequí. Con transcripción anotada de dos manuscritos aljamiados por el catedrático de Matemáticas del Instituto de Jaén José Augusto Sánchez Pérez (1882-1958). Editado este libro en 1914 se vendía a 8 ptas.

Noticias y documentos históricos del condado de Ribagorza hasta la muerte de Sancho Garcés III (año 1035) por el catedrático de Historia universal Antigua y Media de la Universidad de Zaragoza Manuel Serrano y Sanz (1866-1932). Publicado en 1912 se vendía a 8 ptas.

 Jacomart y el arte hispano-flamenco cuatrocentista por el profesor del Centro de Estudios Históricos y catedrático de Historia del Arte de la Universidad Central de Madrid Elías Tormo y Monzó (1869-1954). Publicado en 1913 se vendía a 5 ptas.

San Jaime y San Gil. Tabla hacia 1450 de Jaume Baço Jacomart

San Jaime y San Gil. Tabla hacia 1450 de Jaume Baço Jacomart.Museo de Bellas Artes de Valencia

Juan de Vallejo. Memorial de la vida de Fray Francisco Jiménez de Cisneros. Publicado con prólogo y notas por el archivero Antonio de la Torre y del Cerro (1878-1966).

La sección quinta estaba dedicada a informar de las publicaciones de la Escuela Española de Arqueología e Historia en Roma, institución fundada por real decreto de 3 de junio de 1910, estrechamente vinculada al Centro de Estudios Históricos, pues compartían el mismo director Ramón Menéndez Pidal, y que se vería afectada severamente por el estallido de la Gran Guerra.

En el mencionado anuncio publicitario de la revista España se informaba de los siguientes trabajos generados en ese centro de estudios hispano-italiano, en cuyo sostenimiento también se implicaron instituciones catalanas gracias a la mediación de ese gran historiador del arte y promotor cultural que fue Josep Pijoan. Así lo expliqué ya en mi texto «La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas y su proyección europeísta», publicado en la obra colectiva Repensar la Escuela del CSIC en Roma. Cien años de memoria, que en gran medida se puede consultar aquí 

CUADERNOS DE TRABAJOS, I, editados en 1912 (se pueden ver sus contenidos aquí). Su precio era de 5 pesetas.

– Miniaturas españolas en manuscritos de la Biblioteca Vaticana, J. Pijoan

– Frescos descubiertos en la sacristía de la iglesia nacional de España en Roma, Juan M. Perea

– El Cardenal de Aragón Fr, Nicolás Bosell, Ramón de Alós

– Del epistolario de Molinos (para la historia del misticismo español), P.A. Martín Robles.

– Fragmentos inéditos de la «Ordinatio Ecclesiae Valentinae», F. Martorell.

CUADERNOS DE TRABAJOS, II (se pueden ver sus contenidos aquí), editado en 1914. Su precio era de 5 pesetas.

– Miniaturas españolas en manuscritos de la Biblioteca Vaticana, J. Pijoan

– Primeras negociaciones de Carlos V, Rey de España, con la Santa Sede (1516-1518), L. Serrano

– El manuscrito ottoboniano, Lat. 405. Contribución a la bibliografía Juliana, Ramón de Alós.

Y el siguiente estudio del benedictino Luciano Serrano, futuro abad del monasterio de Silos: Correspondencia diplomática entre España y la Santa Sede durante el pontificado de San Pío V. Tomos I y II. A 12 pesetas cada tomo.

La sección sexta, y última, estaba dedicada a publicitar las ediciones impulsadas en la Residencia de Estudiantes por su director Alberto Jiménez Fraud, quien contaría para esa tarea a partir de 1914 con la colaboración de Juan Ramón Jiménez. Se presentaron esas publicaciones en tres series distintas de la siguiente manera:

SERIE I. CUADERNOS DE TRABAJOS.

– Berceo, Gonzalo: El sacrificio de la Misa. Edición de Antonio G. Solalinde, editado en 1913. Su precio era de 1,50 ptas.

SERIE II. ENSAYOS

– Ortega y Gasset, José: Meditaciones del Quijote. Editado en 1914 se vendía a 3 pesetas.

1914 Ortega Meditaciones II

José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, Madrid, 1914

SERIE IV. VARIOS.

– Eugenio d’Ors: De la amistad y del diálogo. Lectura dada en la Residencia de Estudiantes la noche del 16 de febrero de 1914. Esta publicación no estaba en venta.

– del musicólogo francés André PirroJean Sébastien Bach, auteur comique. Conférence faite à la Residencia de Estudiantes de Madrid, le 26 avril 1914. Su precio de venta al público era de 1,50 ptas.

– del premio Nobel de Literatura en 1915 Romain RollandVida de Beethoven. Se vendía a 3 ptas.

1915 Romain Rolland

Romain Rolland, Vida de Beethoven, traducción de Juan Ramón Jiménez, con unas palabras de Romain Rolland a la Residencia de Estudiantes, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 1915

– Federico de Onís, Disciplina y Rebeldía. Lectura dada en la Residencia de Estudiantes la tarde del 5 de noviembre de 1915 (folleto). Su precio era de 1 peseta. (Se puede acceder a sus contenidos aquí)

– Fiesta de Aranjuez en honor de «Azorín». Se vendía a 1,50 ptas, considerado por la crítica como un documento imprescindible para entender la génesis de la generación de 1914.


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El interés de Ortega y Gasset por la geografía y por el concepto de región natural tras un viaje a Asturias en 1915

El año 1915 fue muy intenso para José Ortega y Gasset (1883-1915), marcado por el lanzamiento del semanario España, cuyo primer número salió a la calle el 29 de enero, según expliqué en un post anterior. (ver aquí). En el verano de ese año Ortega decidió descansar en Asturias para reponer fuerzas como él mismo nos contó: «Durante este verano he vivido mes y medio en Asturias. Ese tiempo y otro tanto más son insuficientes para conocer el cuerpo y el alma de una comarca, aun dedicándolos por entero a su estudio. Si se trata de Asturias, donde los paisajes y los corazones están tejidos con raros matices y transiciones, la insuficiencia resulta mucho mayor. Ahora bien; yo no he dedicado ese mes y medio a estudiar la vida asturiana, sino más bien a lo contrario, a descansar de mi vida castellana».

Vecinos a caballo en La Pasera -Mieres- hacia 1915.

Vecinos a caballo en La Pasera- Mieres- hacia 1915 tomada de El blog de «Acebedo»

 

Pero las impresiones de ese viaje de la meseta castellana a tierras cantábricas le causaron tan honda impresión que empezó a trasladarlas a los lectores del semanario España a partir de su número 35, publicado el 23 de septiembre de 1915, con el título de «Unas notas de andar y ver». Esas notas tenían  los siguientes apartados: «De viaje», «Dueñas», «La hermana visitadora», «Las dos lunas» y «Geometría de la Meseta» .

Articulo de José Ortega y Gasset en el semanario España de 23 de septiembre de 1915

Articulo de José Ortega y Gasset en el semanario España de 23 de septiembre de 1915

Impulsó a Ortega dejar por escrito sus observaciones y reflexiones un afán de combatir la fluidez de la vida que se exacerba al viajar: 

Mi intención se reduce a decir una cosa sin importancia ni trascendencia, a saber: que en los viajes se hace extremada la momentaneidad de nuestro contacto con los objetos, paisajes, figuras, palabras, y paralelamente crece y nos acongoja la pena que sentimos que así sea. Quisiéramos de algún modo fijar alguna de aquellas cosas que pasan a escape, como si tuviesen una cita allá lejos, con alguien que no somos nosotros.  A este fin llevamos un cuaderno y un lápiz; apuntamos unas breves palabras, y cuando un día, andando el tiempo, las leemos, el paisaje, la palabra, la fisonomía que desapareció adquiere cierta supervivencia, una como espectral vida que conserva de la real vagos ecos, remotos latidos.

Tuvieron continuación esas notas con su texto «Vaga opinión de Asturias». La primera parte se publicó en  el número 42, de 11 de noviembre, y tenía los siguientes apartados: «Prólogo», «Las tres sospechas», «Un paisaje». La segunda, en el número 43, de 18 de noviembre, donde incluyó el epígrafe «La mirada castellana procede con tacto».

No sabemos por qué razones -quizás por los problemas que tuvo Ortega con la orientación de la revista en el otoño de ese año que le llevaron a abandonar la dirección del semanario- pero esa serie de notas de andar y ver sobre Asturias se vieron interrumpidas.  Y así los redactores del semanario España se vieron obligados a insertar en el nº 44, de 25 de noviembre, esta advertencia a sus lectores: «Vaga opinión sobre Asturias. En los números próximos continuaremos la publicación de esta serie de notas sobre la tierra y la vida asturiana de José Ortega y Gasset. III. El otro paisaje. IV. Psicología del cascabel». Y en efecto la primera sección -El otro paisaje- la pudieron leer los lectores de España en dos entregas sucesivas: en el número 50 de 6 de enero de 1916, y en el de la semana siguiente. Sin embargo el anunciado capítulo sobre la «Psicología del cascabel» lo incorporó a sus Ensayos filosóficos sobre biología y pedagogía que publicó por primera vez en el tercer tomo de El Espectador en 1921.

En ese tomo de 1921 también aparecieron sus «Notas de andar y ver. De Madrid a Asturias o los dos paisajes», publicadas originariamente en el semanario España, entre septiembre de 1915 y enero de 1916, como acabamos de ver. Tenemos acceso ahora a ellas  en el tomo II de las Obras completas de Ortega, editadas por Taurus (p.377-391). En las páginas 900-904 los editores, con muy buen criterio, compulsaron ambos textos, los de 1915-1916 y la edición orteguiana de 1921 porque hay alguna que otra diferencia entre ellos. Y aunque han cazado casi todas las diferencias se les escapó alguna que para mi criterio es importante, como señalaré más adelante.

Ahora mi intención fundamental es fijarme en los dos últimos textos de esa serie de reflexiones orteguianas, los publicados el 6 y el 13 de enero de 1916 en España, para mostrar aspectos de Asturias que llamaron la atención a Ortega, subrayar cuán atento estaba al movimiento científico de la sociedad española de aquel momento y poner un ejemplo de las modificaciones que introdujo entre sus Notas de andar y ver de 1915-1916, y su edición de 1921 que son las que han servido de guía a los editores más recientes de sus obras completas.

Pero vayamos por partes. Primero sigamos a Ortega cuando desde Pajares dirigió la mirada al norte y se preguntó: «¿Qué significa la palabra Asturias»? Esta es la respuesta que nos da, llena de plasticidad, influido por sus lecturas de geógrafos coetáneos, de cuentos de Clarín como Boroña, (accesible aquí) e impresionado por los contrastes entre los dilatados horizontes manchegos y el abrupto relieve asturiano con sus angostos valles, donde el vacío no existe:

Signifique lo que quiera, encuentro en el valor de plural que ese vocablo tiene una certera sugestión para el viajero. Hay muchas Asturias, no sólo las de Oviedo y las de Santillana. Hay muchísimas más: sería trabajoso contarlas.

Un estrecho valle, de blando suelo, verde y húmedo: colinas redondas, apretadas unas contra otras, que lo cierran a los cuatro vientos. Aquí, allá, caseríos con los muros color sangre de toro y la galería pintada de añil; al lado, el hórreo, menudo templo, tosco, arcaico, de una religión muy vieja, donde lo fuera todo el Dios que asegura las cosechas. Unas vacas rubias. Castaños, castaños cubriendo con su pompa densa todas las laderas. Robles, sauces, laureles, pinedas, pomares, hayedos, un boscaje sin fin en que se abren senderos recatados….Sobre las altas mieses, unas guadañas que avanzan y siegan la luz en reflejos. Y como si el breve valle fuera una copa, se vierte en él la bruma suave, azulada, plomiza, que ocupa todo el ámbito. Porque en este paisaje el vacío no existe; de un extremo a otro todo forma una unidad compacta y tangible. Sobre la sólida tierra está la vegetación magnífica; sobre ésta, la niebla, y ya en la niebla tiemblan prendidas las estrellas lacrimosas. Todo está a la mano, todo está cerca de todo, en fraterna proximidad y como en paz; junto a la pupila de la vaca se abre el lucero de la tarde. ..

Ese angosto recinto unánime es Asturias. Si salimos de él habremos de entrar en otro parejo. Cada uno de estos valles es toda Asturias, y Asturias es la suma de todos esos valles. Por ello decía que las Asturias son innumerables, y que parece esencial a esta comarca el concepto de pluralidad o repetición de unidades análogas. Podemos representarnos la Mancha como un inmenso espacio único; Asturias, por el contrario, nos aparece como en una serie de pequeños espacios homogéneos e independientes. 

En segundo lugar prestemos atención al giro del discurso de Ortega cuando da el salto desde su descripción literaria de las características del paisaje asturiano  a sus consideraciones científicas sobre el concepto de «región natural» de la mano de la emergente geografía que, como ya he señalado en varias entradas de esta bitácora (ver aquí y aquí), estaba experimentando un notable despegue en la sociedad española de aquellos años, alentada en gran medida por la labor de la JAE, de cuyas publicaciones científicas los lectores del semanario España tenían cumplida cuenta, como veremos en otras entradas de esta bitácora. En efecto, tras los párrafos transcritos líneas arriba, prosiguen las notas de Ortega y Gasset respecto a su «vaga opinión sobre Asturias» con las siguientes reflexiones en las que contrapone la concreción de la «región natural», que se nos mete por los ojos, y la abstracción de lo que llamamos España, a la que solo se puede representar con símbolos y alegorías, es decir con construcciones mentales.

Día por día, la geografía contemporánea va concediendo mayor importancia a la idea de «región natural». Puede decirse que ha llegado a ser el fenómeno matriz de la investigación geográfica. Un arcángel revolando por los vacíos siderales, verá la Tierra como un astro; mas para el hombre, la Tierra como astro es una abstracción física. Esto mismo que llamamos España es una abstracción política e histórica. No cabe de ella una imagen adecuada; para representarla tenemos que acudir al símbolo o la alegoría, que son construcciones mentales. Y, en consecuencia, puesto que es España una construcción mental nuestra, influimos nosotros en ella más que ella en nosotros. Frente a todas esas entidades abstractas, la región natural afirma su calidad real de una manera muy sencilla: metiéndosenos por los ojos. De la región podemos tener una imagen visual adecuada, y viceversa, sólo es región, sólo es unidad geográfica aquella parte del planeta cuyos caracteres típicos pueden hallarse presentes en una sola visión. 

Estimaría que los geógrafos ensayasen esta manera mía de definir la región. A vueltas de complicadas sabidurías, acabarán por hallar su más exacto concepto en eso que bajo la retina se lleva el emigrante y en las horas de soledad o angustia parece revivir cromáticamente dentro de su imaginación. 

Sólo bajo la especie de región influye de un modo vital la tierra sobre el hombre. La configuración, la escultura del terreno, poblada de sus plantas familiares, y sobre ella el aire húmedo, seco, diáfano o pelúcido, es el gran escultor de la humanidad. Como el agua da a la piedra, gota a gota, su labranza, así el paisaje modela su raza de hombres, gota a gota; es decir, costumbre a costumbre. Un pueblo es, en primer término, un repertorio de costumbres. Las genialidades momentáneas que en él se produzcan componen sólo su perfil. 

Hay comarcas que despiden al hombre del campo y lo recluyen en la ciudad. Esto acontece en Castilla: se habita en la villa y se va al campo a trabajar bajo el sol, bajo el hielo, para arrancar a la gleba áspera un poco de pan. Hecha la dura faena, el hombre huye del campo y se recoge en la ciudad. De esta manera se engendran las soledades castellanas, donde el campo se ha quedado solo, sin una habitación o humano perfil durante leguas y leguas. En Asturias, opuestamente, el campo es el aposento, lugar doméstico [en la presentación original de este texto en el semanario España Ortega usa en vez de doméstico el asturianismo «atopadizo» que significa lugar cómodo, agradable, donde se está a gusto] de estancia y de placer. La tierra es un regazo, donde el hombre trabaja y descansa, sueña y canta.

Mercado en la plaza del Campo en Pravia en 1915. Captada de la Memoria Digital de Asturias

Mercado en la plaza del Campo en Pravia en 1915. Captada de la Memoria Digital de Asturias

En el diálogo que establece con la geografía contemporánea, en la que detecta que la idea de «región natural» se ha convertido en el fenómeno matriz de la investigación geográfica, Ortega y Gasset se basa en dos obras: Evolución y concepto de la geografía, de 1915, y Concepto de la región natural en Geografía, de 1913, debidas a Juan Dantín Cereceda. Se trataba de dos breves textos. El primero, de 28 páginas, publicado por los Anales de la Junta para ampliación de estudios e investigaciones científicas en su tomo XV.

En la presentación originaria de sus Notas de andar y ver en las páginas del semanario España podemos leer este añadido a esa referencia bibliográfica suya a las obras de Dantín: «Sobre el caso concreto de Asturias sería interesante conocer, entre otras, la opinión del autor de esos estudios y la de D. Luis Hoyos y Sáinz». Curiosamente esta apostilla ha desaparecido en la edición de las obras completas de Ortega efectuada por Taurus, pero conviene rescatarla porque muestra la estrecha relación de Ortega en 1915-1916 con dos representantes de los catedráticos de instituto que simultaneaban con eficacia e ilusión por aquel tiempo su labor investigadora y sus tareas docentes. Se inscriben en una significativa galería de profesores innovadores que ayudaron a renovar la enseñanza secundaria durante el primer tercio del siglo XX, a los que nos hemos acercado en el libro colectivo Aulas modernas, de próxima publicación por la editorial Dykinson.

Juan Dantín Cereceda (1881-1943)  era en 1915-1916 catedrático de Agricultura y Técnica Agrícola e Industrial del Instituto de Guadalajara y estrecho colaborador del catedrático de la Universidad Central e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965). Entre septiembre de 1913 y julio de 1914 fue pensionado de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en Francia, donde trabajó al lado del gran  geógrafo Emmanuel de Martonne (1873-1955), impulsor de la geografía regional, y  cuya huella en el folleto de Dantín Evolución y concepto de la geografía de 1915 es muy visible. Cuando Dantín se instaló en Madrid a partir de 1918, primero como catedrático del Instituto-Escuela, y luego como catedrático del Instituto San Isidro, sus relaciones con Ortega se hicieron muy estrechas. Miguel Ortega-en su libro Ortega y Gasset, mi padre (Barcelona, 1983, p. 76)- lo recuerda cómo un «hombre muy culto y muy sencillo a la vez» con quien Ortega «lo pasaba maravillosamente» en excursiones que hicieron en la década de 1920. Además de ser compañero de excursiones Dantín fue un muy estrecho colaborador de Ortega en el diario El Sol y en Revista de Occidente, como ha explicado muy bien Nicolás Ortega Cantero en su importante artículo «Juan Dantín Cereceda y la geografía española».(ver aquí).

El otro profesor mencionado por Ortega -Luis Hoyos y Sáinz (1868-1951)- era de un grupo generacional diferente a él y a Dantín, que eran coetáneos. ¿Por qué lo menciona Ortega en esa nota a pie de página? Había varias razones, probablemente. En aquel momento de 1915 el prestigio científico de Luis de Hoyos estaba en alza. Como catedrático de Agricultura del instituto de Toledo, entre 1898 y 1909, había ganado fama como especialista de los problemas agrarios de España. Y tras ser nombrado catedrático de Fisiología e Higiene Escolar de la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio en 1909 organizó en esa institución académica un importante seminario de Etnografía y Artes Populares que a partir de 1914 impulsó las investigaciones antropológicas, disciplina científica en la que Hoyos y Sainz sobresalió como ha destacado Carmen Ortiz, compañera del departamento de historia de la ciencia del Instituto de Historia del CSIC, en su libro Luis de Hoyos Sáinz y la antropología española. (ver aquí). Por esa época ocupaba posiciones directivas en el Ateneo de Madrid donde en 1914 fue elegido presidente de la Sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, cargo que mantuvo hasta 1919. También hacia 1915 era un destacado militante del Partido Reformista y un experto en cuestiones educativas. Como tal fue nombrado en 1911 vocal de las comisiones que creó el Estado para favorecer reformas en la enseñanza y en las oposiciones a cátedrás, en las que permaneció hasta 1927. Parte de sus conocimientos sobre el mundo de la enseñanza secundaria los plasmó en las páginas del semanario España con una serie de cuatro artículos sobre «Los problemas del bachillerato» publicados entre septiembre y octubre de 1915, simultáneamente al inicio de las notas de andar y ver de José Ortega y Gasset. La firma de Luis de Hoyos y Sainz aparece, en efecto, estampada en la página 2 del semanario -la más importante- de los  ejemplares de  9  y 23 septiembre así como en los de 7 y 28 de octubre de 1915.

Hoyos y Sainz 1915

Primer artículo de una serie de cuatro publicados por Luis de Hoyos y Sainz en las páginas de España a partir del 9 de septiembre de 1915

 

Probablemente en una próxima entrada de esta bitácora fijaré mi atención en esas observaciones sobre los problemas del bachillerato en la España de aquel entonces. Ahora quería contextualizar las impresiones asturianas de Ortega en aquel año de 1915, tan cruento y desolador para tantas familias europeas, de graves problemas sociales en España e higiénicos en Cataluña, donde había una devastadora epidemia de tifus en Barcelona (ver aquí) -que no ha captado el periodista de La Vanguardia Carles Casajuana en un reciente artículo periodístico (ver aquí)-,  pero fértil para la creatividad de las elites intelectuales y científicas españolas, de cuyos logros e interrelaciones seguiré dando noticias en esta serie de aproximaciones a lo que fue el mundo científico y educativo de la España de hace un siglo.


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Ortega y Gasset: su impulso al semanario España entre enero y noviembre de 1915

En plena barbarie de la primera guerra mundial, sobre la que se están produciendo numerosos materiales didácticos para explicar a los jóvenes de hoy en día el horror que estremeció Europa hace cien años (ver aquí), y en medio de un intenso debate en la opinión pública de aquella época sobre la neutralidad española en la gran guerra, el siempre inquieto José Ortega y Gasset (1883-1955) tomó la decisión, a principios de 1915, de impulsar la edición del semanario España, considerado el periódico político más importante de la edad de plata de la cultura española.

María Teresa López de la Vieja en el libro Política y sociedad en José Ortega y Gasset: en torno a «Vieja y nueva política» reconstruyó el contexto en el que se gestó el lanzamiento del nuevo semanario. Por ella sabemos que para su nacimiento fue decisivo el apoyo económico del poeta ateneísta Luis García Bilbao, que había conocido a Ortega en 1910 en un curso que éste había impartido sobre Descartes en la Escuela Superior de Magisterio de la calle madrileña de Montalbán, según recordara otro testigo de aquel curso como fue el historiador Ramón Carande, autor de una magnífica Galería de raros.  Tiempo después Luis García Bilbao también fue otro de los asistentes del resonante discurso que dio Ortega  en el Teatro de la Comedia de Madrid el 23 de marzo de 1914, quedando deslumbrado con su llamamiento para renovar y europeizar la sociedad española con una nueva política. Como es sabido ese discurso es considerado el acta de nacimiento de la generación del 14, como ha subrayado recientemente Santos Juliá (ver aquí).

Los objetivos de la nueva empresa periodística – que inicialmente iba a denominarse «España-1914» según evocara en 1931 Eugenio d’Ors colaborador de primera hora de la publicación con el seudónimo de «Xenius»- eran varios. Por una parte ser vehículo del programa de la Liga de Educación Política, fundada por Ortega en 1913, cuyo prospecto se puede ver aquí, estrechamente conectada en aquel momento con el Partido Reformista. Por otro lado defender la causa de la entente franco-británica, y actuar como plataforma de ataque de la izquierda liberal y algunos socialistas como Luis Araquistáin (1886-1959) al gobierno presidido por el liberal-conservador Eduardo Dato.

Eduardo Dato primer ministro en 1915

Eduardo Dato primer ministro en 1915

Los redactores iniciales de la revista eran José Ortega y Gasset, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Ramón Pérez de Ayala, Luis de Zulueta, Eugenio d’Ors, Gregorio Martínez Sierra y Juan Guixé. Así consta en la portada del primer número que se puede consultar en la magnífica hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España. (ver aquí). El sumario de ese primer número que salió a la calle el 29 de enero de 1915 como «semanario de la vida nacional» era este:

España saluda al lector y dice….- Redacción y colaboración.- Política de la neutralidad, por José Ortega y Gasset.-El tablado de Arlequín. El milagro de la campana, por Pío Baroja.- LA GUERRA. Apuntes de un legionario. La potencia militar de los beligerantes. La neutralidad de Italia.- VIEJA POLÍTICA.- COLUMNA MILIARIA.- LA PICOTA.- LAS OBRAS Y LOS DÍAS, por «Xenius». [glosas de Eugenio d’Ors que se pueden consultar aquí]- A una España joven, versos de A. Machado. – (para el texto ver aquí; para su lectura por Fernando Rey ver  aquí).- CARTAS IMAGINARIAS, por R. Pérez de Ayala. [recogidas por Florencio Friera Suárez: ver aquí]- CONVERSACIONES EDIFICANTES,por G. Martínez Sierra.- EL CINEMATÓGRAFO por «El Espectador» [seudónimo de Ortega quien puso esta apostilla a esa sección: Notas de un espectador a quien interesan las cosas, no por lo que son, sino por lo que pueden ser].- Banquete regio , plana en color, de Bagaria.- Un greco inédito, por Manuel B. Cossío.- LA VIDA REAL DE ESPAÑA.- Idea de un príncipe político español en 1915.- ESTE MADRID DE NUESTROS PECADOS.- VARIA.
Bagaria

Banquete regio. Plato del día: La paloma de la paz por Bagaria

 

Fue 1915 para Ortega un año de intenso activismo político pues, como reflexionaría en  1916 al presentar El Espectador, «la vida española nos obliga, queramos o no, a la acción política». Pero también de incansable actividad docente y divulgadora de sus ideas filosóficas, y de proximidad a diversos organismos de la JAE, como la Residencia de Estudiantes y el Centro de Estudios Históricos, de lo que dejó huella en las páginas de España, como tendré ocasión de mostrar en próximas entradas de esta bitácora.

Así en abril de ese año participó en el ciclo de conferencias «Guía espiritual de España» organizado por la sección de Literatura del Ateneo de Madrid. Presentó entonces «Temas del Escorial» que daría lugar a «Meditación del Escorial» uno de los ensayos de El Espectador. Luego en junio dictó en la Residencia de Estudiantes la conferencia «Muerte y resurrección», en la que se hizo eco de la obra de Pío Baroja. Parte de su contenido lo publicará un año después en el ensayo Ideas sobre Pío Baroja. Y pasado el verano, en octubre, inició el curso «Sistema de Psicología»en el Centro de Estudios Históricos de la Junta para Ampliación de Estudios Históricos, editado mucho tiempo después por Paulino Garagorri y analizado por Javier Echegoyen Olleta. (ver aquí.).

En noviembre de 1915 presentó su dimisión como director de España por diversas circunstancias. Se distanció del Partido Reformista tras criticar a su líder Melquíades Alvarez, y haber polemizado al respecto en las páginas de España con Luis de Zulueta.

Luis de Zulueta, en el Partido Reformista en 1915 polemiza con Ortega en las páginas de España

Luis de Zulueta, en el Partido Reformista en 1915 polemiza con Ortega en las páginas de España

Y también influyó la oposición de Ortega a la agresiva aliadofilia de Luis Araquistáin que, al incorporarse al consejo de redacción, propuso insertar fotograbados de la guerra en todos los números, e informes exhaustivos de las campañas militares y buscar apoyo económico de la embajada británica para sostener la publicación que, a finales de 1915, tenía ya dificultades económicas, según mostró en su momento  Enrique Montero.

Ante esas dificultades Ortega preparó su nueva iniciativa cultural de El Espectador.  Y le sustituyó en la dirección de España, primero de manera interina, el editor José Ruiz Castillo y luego, de manera definitiva, el periodista, ideólogo y político socialista Luis Araquistáin.

Luis Araquistáin sustituyó a José Ortega y Gasset en la dirección del semanario España a partir de noviembre de 1915

Luis Araquistáin sustituyó a José Ortega y Gasset en la dirección del semanario España a principios de 1916

A lo largo de 1915 casi toda la producción periodística de Ortega se plasmó en el semanario España, como destacara José Lasaga en el catálogo de la exposición El Madrid de Ortega, que tuvo lugar en el año 2006. Esos trabajos se han recogido en gran parte en el tomo primer de sus obras completas, editadas a partir de 2004 por Taurus.

Los artículos publicados por Ortega en España durante 1915 comentaban la actualidad política como las series que escribió sobre «Política de la neutralidad», «Ideas políticas» o «Libertad, divino tesoro». Pero también abundaron los de contenido cultural y filosófico, entreverados de observaciones científicas como las semblanzas de los filósofos «Enrique Bergson» o «Hermann Cohen» que no firmó; las observaciones sobre El Cinematógrafo que firmó con el seudónimo de «El Espectador», y sus ensayos «La voluntad del Barroco» o «Notas de andar y ver», sobre las que fijaré mi atención en el siguiente post.

Pd.: Mientras redactaba esta entrada leo en El País en la sección Cartas del lector un texto de Javier Cercas (ver aquí) en el que denuncia «el grado alarmante de confusión mental» del artículo publicado el 29 de diciembre de 2014 en el mismo diario por Benito Arruñada y Víctor Lapuente (ver aquí) y pide que se lea a Ortega en serio. Así lo ha hecho recientemente Jordi Gracia, autor de un ensayo biográfico, considerado uno de los libros más importantes publicados en 2014. (ver aquí, y aquí, )

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También conviene recordar que en 1982 se efectuó una edición  facsímil del semanario España. Esa edición contó con un prólogo de Salvador de Madariaga, un estudio preliminar a cargo de Manuel Tuñón de Lara y Enrique Montero, -al que aludí líneas arriba- e índices cronológico y onomástico.