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Cuaderno de investigación de Leoncio López-Ocón sobre las reformas educativas y científicas de la era de Cajal. ISSN: 2531-1263


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El Instituto Nacional del Cáncer en los inicios de 1930

Al comenzar el año de 1930 diversos diarios informaron de tres cursos organizados por el Instituto Nacional del Cáncer o Instituto Nacional de Oncología -también denominado en aquella época Instituto Príncipe de Asturias para el estudio y el tratamiento del cáncer- que dirigía desde 1922 el cirujano José Goyanes Capdevila. (1876-1964).

Tales cursos se llevarían a cabo en el denominado Pabellón de Experimentación de la Liga Española contra el Cáncer que funcionaba desde 1924. Esta asociación está siendo estudiada actualmente por Berta Echániz Martínez y Eduardo Bueno Vergara, quienes recientemente han presentado en el simposio internacional «El problema social del cáncer: institucionalización, estrategias y narrativas contemporáneas«, celebrado el 23 y 24 de noviembre de 2023 en la Universidad Miguel Hernández de Elche, la comunicación titulada «La Liga Española contra el Cáncer: oligarquías, medicina y sociedad»

Se organizaron de la siguiente manera

Un curso de diagnóstico histopatológico de los tumores estaría a cargo del doctor Luis Rodríguez Illera (1883-1948) quien dispondría de la colaboración de los doctores Manuel Pérez-Lista (1901-1988) y Rafael Ibáñez González (1902-1971), quienes -como ya se comentó en una entrada anterior- obtuvieron en la primavera de 1933, junto a Isaac Costero, plazas de ayudante en esa institución científica.

La matrícula del curso que se celebraría entre el 20 de enero y el 12 de abril de 1930 estaba limitada a las 16 primeras inscripciones, y se desarrollaría por las mañanas, entre las 11 y las 14 horas. Los inscritos habían de pagar 250 pesetas, una cantidad apreciable de dinero.

Un curso práctico de análisis bioquímicos de sangre , orina y productos patológicos y serología del cáncer, a cargo del doctor Francisco Martinez Nevot (1), -quien meses después durante el primer bienio republicano llegaría a ser secretario de la Comisión Permanente de Investigaciones Sanitarias impulsada por Marcelino Pascua (2)- con la colaboración de los doctores Carrero, San Román y Robles. Tendría la misma duración que el anterior, entre el 20 de enero y el 12 de abril. También se desarrollaría entre las las 11 y 14 horas de todos los días laborables. El número máximo de alumnos, quienes harían por sí mismos las técnicas propuestas, serían diez, quienes tenían que abonar también como derechos de inscripción 250 pesetas.

Y un curso de investigación cancerológica, a cargo del doctor Pío del Río-Hortega (1882-1945), quien se encontraba en un momento de intensa productividad. Para ese curso ese relevante neurocientífico tenía previsto contar con el apoyo de sus colaboradores como el profesor Abelardo Gallego Canel, -que tenia por entonces cincuenta años, y que fallecería el 3 de febrero de 1930 pocos días después del anuncio de ese curso- (3) y los doctores Juan Manuel Ortiz Picón (1903-1995) e Isaac Costero, (1903-1979), estrecho colaborador suyo durante catorce años como se comentó en otra entrada anterior de esta bitácora.

Los asistentes a ese curso efectuarían estudios monográficos sobre citología tectónica de los tumores e interpretación patogénica y cáncer experimental, así como sobre tumores de diversos órganos y aparatos en relación con las especialidades.

Las matrículas estaban limitadas a 10 alumnos. A diferencia de los cursos anteriores los participantes en él trabajarían todos los días laborables cuatro horas -en lugar de tres- por las mañanas, de 10 a 14 horas.

Sus derechos de inscripción eran de 25 Pts mensuales para gastos de material y pequeños animales de experimentación.

Para solicitar las inscripciones en estos cursos era preciso ser médico, veterinario o farmacéutico o estudiar los últimos cursos de esas carreras.Las solicitudes para optar a ellos tenían que dirigirse al director del Instituto Nacional de Oncología (Pabellón de Experimentación), ubicado en la Moncloa madrileña, hasta el día 18 de enero de 1930.

(1). En 1926 el editor Javier Morata, en su serie médica, le había publicado Métodos microquímicas de investigación de la sangre y humores, con prólogo de José Goyanes, obra de 136 páginas que sistematizaba los contenidos del curso práctico de análisis microquímica de la sangre y humores que impartía en el Instituto Príncipe de Asturias para el estudio y tratamiento del cáncer.

(2) Hizo un balance de esa labor en «La Comisión Permanente de Investigaciones Sanitarias». Revista de Sanidad e Higiene Pública, 1933; 8/6, pp. 645-652.  

(3) Le dedicaron sendas necrológicas Pío del Río Hortega, «Muerte de un sabio. Don Abelardo Gallego», El Sol,4 de febrero de 1930 e Isaac Costero, «El profesor Abelardo Gallego», en Archivos Españoles de Oncología 5, cuaderno 2, (1930), pp. 195-199.