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Cuaderno de investigación de Leoncio López-Ocón sobre las reformas educativas y científicas de la era de Cajal. ISSN: 2531-1263


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La fundación de la Universidad internacional de verano de Santander. Cuarto y último cuadro

El martes 16 de agosto de 1932 se celebró el primer consejo de ministros tras haber sofocado el gobierno de coalición republicano-socialista el golpe militar conocido la sanjurjada. En él, según informaron diarios vespertinos de aquel día como Luz y La Voz se estudiaron aspectos de la reforma agraria, se procedió al nombramiento de una serie de gobernadores civiles, y a propuesta del ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes se aprobó el proyecto de decreto por el que se constituía la Universidad Internacional de Verano que se instalaría en el palacio de la Magdalena en Santander.

Algunos medios de comunicación informaron de algunos de los contenidos de ese proyecto de decreto

El decreto, sin embargo, no apareció publicado en la Gaceta de Madrid hasta el miércoles 24 de agosto de 1932. Había sido firmado el día anterior, el 23 de agosto, por el presidente de la República tras el viaje que efectuara a Santander y su provincia durante los días anteriores. En él visitó también las instalaciones de la futura Universidad internacional de verano.

En la tarde de ese martes 23 de agosto de 1932, en el que un hiperactivo Fernando de los Ríos llevó al Consejo de Ministros toda una serie de iniciativas relacionadas con la dinamización del sistema educativo y científico, también convocó a los periodistas para explicar los contenidos del decreto de constitución de la Universidad internacional de verano de Santander.

La responsabilidad de la puesta en marcha de esa singular y original experiencia educativa y científica recayó en un patronato y secretariado que fue designado a través de otro decreto aparecido en la Gaceta de Madrid de 25 de agosto de 1932.

Ese patronato que se renovaría cada dos años en una mitad estaba compuesto inicialmente por:

Ramón Menéndez Pidal, como presidente

Y como vocales por:

Miguel de Unamuno, presidente del Consejo de Instrucción Pública

Claudio Sánchez Albornoz y José Ortega y Gasset, catedráticos en la Universidad de Madrid.

Santiago Pi y Suñer y Pedro Castro Barea, catedráticos de las Universidades de Zaragoza y Sevilla, respectivamente.

Pedro González Quijano, profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos

Enrique Rioja LoBianco, director del Instituto de San Isidro

Pablo Cortés Faura, director de la Escuela Normal de San Sebastián

Américo Castro Quesada, profesor del Centro de Estudios Históricos

Enrique Moles, profesor del Instituto Nacional de Física y Química

Eduardo Hernández Pacheco, del Museo Nacional de Ciencias Naturales

Miguel Artigas, miembro de la Sociedad Menéndez Pelayo

Juan Díaz Caneja, director de la Casa de Salud Valdecilla de Santander

Más dos personas elegidas por el Ayuntamiento y la Diputación como representantes de la ciudad o de las corporaciones públicas de la misma.

Para llevar a cabo el secretariado fueron elegidos los catedráticos Pedro Salinas y José Gaos, cuya meritoria labor fue decisiva en el prestigio nacional e internacional que llegó a adquirir el proyecto educativo visionario de Fernando de los Ríos, como también se ha apuntado en este artículo de The Conversation.


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El primer Consejo de Instrucción Pública republicano

El 5 de mayo de 1931 diversos diarios – El Heraldo de Madrid, La Libertad, El Siglo Futuro, La Opinión– informaron de que el Consejo de Ministros celebrado el día anterior había aprobado importantes medidas. Entre ellas cabe destacar  los decretos por los que se reorganizaba la Junta de la Ciudad Universitaria y se reformaba el Consejo de Instrucción Pública que llegaría a presidir Miguel de Unamuno.

Unamuno presidente Consejo Instrucción Pública

Este importante órgano consultivo quedó constituido de la siguiente forma, integrándose en él un cualificado grupo de profesores y pedagogos reformistas:

– Sección de Primera enseñanza: Pedro Blanco Suárez, autor de Historia de la educación y la pedagogía que había publicado en 1923; Luis Bello Trompeta (1872-1935); María Dolores Cebrián y Fernández de Villegas (1881-1973); Sidonio Pintado Arroyo (1886-1939); Fernando Sáinz Ruiz (1891-1959); Manuel Ainaud Sánchez (1885-1932)

– Sección de Segunda enseñanza (escuelas de Comercio y otras especiales): el catedrático de Filosofía del instituto de Valencia Joaquín Alvarez Pastor; Rubén Landa Vaz (1890-1978) ; Leonardo Martín Echevarría (1894-1958); Martín Navarro Flores (1871-1950);  Enrique Rioja Lo bianco (1895-1963).

– Sección de Bellas Artes y Escuelas de Artes y Oficios:  Aurelio Arteta y Errasti (1879-1940); Anselmo Miguel Nieto (1881-1964) ; Andrés Ovejero Bustamante (1871-1954); Amadeo Vives Roig (1876-1932).

– Sección de Universidades y Escuelas de Veterinaria: Cándido Bolívar Pieltain (1897-1976), Leopoldo García Alas y García Argüelles (1883-1937), Luis Jiménez de Asúa (1889-1970) , Santiago Pí y Suñer (1893-1981), Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984),  José Xirau y Palau (1893-1982).

Estos 21 profesores desempeñarían un papel clave en las reformas impulsadas por la Segunda República para elevar el nivel de la instrucción pública. Varios de ellos han dejado una huella importante en la historia española del siglo XX. Otros han caído en el olvido como los dirigentes de Izquierda Republicana y estimables docentes Joaquín Alvarez Pastor y Leonardo Martín Echeverría. Unos sufrieron con la pérdida de su vida su compromiso republicano como le sucedió al maestro Sidonio Pintado y al rector de la Universidad de Oviedo Leopoldo García Alas, hijo de «Clarín»; otros tuvieron que emprender el camino del exilio. Así sucedió con los cinco catedráticos de instituto que formaron parte de la sección de segunda enseñanza: todos ellos fallecieron en México.  Muy pocos de los restantes pudieron continuar con sus actividades docentes en la España franquista.

Niña en la ventana. Cuadro de Aurelio Arteta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao

Niña en la ventana. Cuadro de Aurelio Arteta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao

 

Addenda escrita el 26 de octubre de 2015: Más noticias sobre la labor de este Consejo de Instrucción Pública republicano se encuentran en el libro de Antonio Molero Pintado, La reforma educativa de la Segunda República, pp. 74-76.

En una nota a pie de página este autor señala que con fecha de 8 de mayo de 1931 una Orden nombró vicepresidente del Consejo al médico y político catala´n Santiago Pi Suñer, quien desde 1923 era catedrático de la Universidad de Zaragoza. Semanas después, por decreto de 25 de julio, se aceptó la dimisión de Luis Bello y Pedro Blanco, siendo sustituidos en la sección primera por los pedagogos socialistas Dionisio Correas (1885- ),  y Lorenzo Luzuriaga (1889-1959). El primero se habia hecho cargo de la sección La escuela y la vida de El Socialista entre 1921 y 1930 y dirigió el Orfanato Nacional de El Pardo entre noviembre de 1931 y noviembre de 1933. El segundo, inspector de primera enseñanza, había fundado en 1922 la importante Revista de Pedagogía,  plataforma desde la que difundió las ideas del movimiento de la Escuela Nueva.

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